Este hombre es mi padre; él ayudó a salvar a mi pueblo y a todos
los africanos, dijo hoy, en la ciudad de Bayamo, la namibia Ángela
Kanyemba, mientras abrazaba a Fidencio González Peraza, Héroe de la
República de Cuba.
Ángela acababa de ver, entre sollozos, la película que recrea la
famosa victoria lograda en 1983, en Cangamba, apartada aldea de
Angola, por tropas nativas y cubanas, estas últimas bajo el mando
del coronel González Peraza.
Yo soy sobreviviente de la matanza Cassinga, y en la película vi
lo que me pasó a mí y a los míos, explicó refiriéndose al crimen de
fuerzas sudafricanas, el cuatro de mayo de 1978, cuando masacraron a
más de cuatro mil personas, incluidos, niños, mujeres y ancianos.
Tenía seis años de edad, relató, estaba en el campamento de
refugiados namibios en Cassinga, Angola, y sobrevivió en un río
donde había cocodrilos e hipopótamos; se escondió debajo de una
piedra, desde la cual disparaba un asesino que, milagrosamente, no
la vio.
El abrazo de Ángela Kanyemba y González Peraza ocurrió en la
academia de artes plásticas Oswaldo Guayasamín, donde unos 60
jóvenes extranjeros que estudian en las orientales provincias de
Camagüey y Granma conversaron con el Héroe.
Ellos participaron, de jueves a sábado, junto a cubanos, en un
encuentro de solidaridad con la isla caribeña, en ocasión del
próximo primero de enero, aniversario 50 del triunfo de la
Revolución liderada por Fidel Castro.
Quienes vieron la película deben saber que los bombardeos
sudafricanos a campamentos de la SWAPO (Organización Popular del
Suroeste Africano), de Namibia, eran así y más intensos, dijo
Ángela, hija de un integrante de esa fuerza muerto en Cassinga.
Finalmente, pidió que le hicieran una foto junto a González
Peraza y a la bandera de Namibia; porque él también defendió esta
bandera, argumentó.
Tras la matanza de Cassinga, Ángela Kanyemba fue traída a Cuba,
donde estudió hasta hacerse técnica de nivel medio en Economía;
trabajó en Namibia, y ahora se forma como médica, en la ciudad de
Manzanillo, Granma.