Conversar sobre algunos de los momentos trascendentales de los
Comités conduce casi, inequívocamente, a anécdotas personales que
ahora comparte.
Fue por el año 1966 cuando Sirvano estuvo en la capital, al
frente de la recuperación de valores y la reforma urbana; una tarea
compleja que le dio mucha satisfacción. "Entonces debíamos hacernos
responsables de objetos de gran valor monetario. Gente muy pobre
custodiaba aquello hasta que llegaran las autoridades. Ver a
personas que no tenían mucho para sí entregando esas piezas al
patrimonio fue una muestra muy bella de honradez".
También por esa época estábamos en la misión de entregar las
propiedades de las viviendas a los nuevos habitantes y dábamos,
incluso, instrucciones de cómo cuidar las casas. Había que ver la
cara de la gente cuando se sabía propietaria de una casa, algo ni
siquiera soñado, cuenta Sirvano.
La zafra del 70 lo sorprendería de coordinador provincial en
Camagüey y, como en otras ocasiones, tampoco estaría ajeno a la
realidad del país. Movilizaciones habituales para limpiar los campos
y hacer más fácil el corte vienen a su memoria al tiempo que sonríe,
pues por aquellos años, revivió la tradición del ajíaco. "Los CDR lo
mismo estaban en el campo de caña que en la caldosa de Kike y
Marina".
Su papel como secretario nacional de ahorro no fue menos arduo
que los 13 años de coordinador provincial de Matanzas. En el
primero, siguió de cerca la recogida de materia prima que impuso
agilidad y organización, pues en los años 80 un masivo movimiento de
pioneros y el pueblo en general, tributaban grandes volúmenes de
materiales "desechables". En el segundo ¡con la guardia en alto!,
debido a las importantes industrias con que cuenta Matanzas,
objetivos económicos que el enemigo podía sabotear para frenar el
curso de la Revolución.
Pero los tiempos cambiaron y con ellos los CDR deben elevar su
condición de salvaguarda de la Revolución en el barrio, Sirvano
asegura sin reparos que la organización tiene hoy el desafío de
lograr una efectiva integración de jóvenes. "Tenemos que trascender
y multiplicarnos en ellos, comprometerlos".
A unas horas de iniciarse el VII Congreso los "consejos" de
Sirvano, voz autorizada, pudieran ser muy valiosos; sin embargo, él
prefiere lanzar una verdad de perogrullo, que no por sabida deja de
ser relevante: la unidad entre vecinos seguirá manteniendo en pie a
los CDR.