De candidato victorioso a presidente

No habrá cosecha de peras

RAMÓN SÁNCHEZ-PARODI MONTOTO*

Cuando faltan un mes y nueve días para jurar su cargo como presidente, Barack Obama ha seleccionado prácticamente a todos los más relevantes dirigentes de nivel federal que lo acompañarán en su gestión oficial, incluyendo a sus principales ayudantes en el equipo de la Casa Blanca.

La nueva administración intentará enmendar los descalabros de Bush en materia de energía y medio ambiente.

Los resultados de ese proceso, especialmente en las importantes áreas de la economía, la política exterior y la seguridad nacional, en función de la esperanza de cambios sustanciales que su elección despertó en amplios sectores en Estados Unidos y en el extranjero, pudieran interpretarse usando la humorística frase española cuyo autor se ha perdido en el tiempo: "No se puede pedir peras al olmo". En clara y directa lengua española: No se puede esperar lo imposible de dirigentes y funcionarios que están dispuestos a continuar las desacreditadas y erróneas políticas aplicadas por la saliente administración Bush, como se hace evidente en el plano militar y en el de la economía.

Sin embargo, aún en la noche más borrascosa es posible atisbar un rayo de luz. El último grupo de altos funcionarios seleccionados por Obama en los importantes campos de la energía y el medio ambiente, refleja la posibilidad que en esa área, su administración desarrolle una fuerte gestión para enfrentar los cambios climáticos y desarrollar nuevas soluciones al problema energético. Es un grupo de diversidad étnica y con prestigio y reconocimiento por su labor a favor de la conservación del medio ambiente y la ecología.

Obama ha decidido nombrar como secretario de Energía a Steven Chu, hijo de inmigrantes chinos, destacado físico, uno de los tres galardonados con el Premio Nobel de Física en 1997 por su trabajo sobre rayos láser. En la Universidad de California (Berkeley) dirige desde el 2004 el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, en el cual se desarrollan trabajos de investigación no secretos para el gobierno federal sobre tecnologías en biocombustibles y aprovechamiento solar como forma de controlar el calentamiento global.

Para dirigir la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por su sigla en inglés) ha sido escogida Liza Johnson, quien será la primera afroamericana en encabezar dicha institución. Desde los gobiernos de Clinton en lo adelante, Johnson ha trabajado en la EPA. Nació en New Orleans y creció en la zona que resultó más afectada por el huracán Katrina. Según su testimonio, su madre, padrastro y madrina salvaron su vida en el 2005 cuando huyeron de New Orleans ante el avance del Katrina, pero perdieron todas su pertenencias. La experiencia con el Katrina la afectó profundamente. Graduada de Ingeniería Química en las universidades de elite Princeton y Tulane, más recientemente ha trabajado con el gobernador de New Jersey dirigiendo el departamento estadual de protección del medio ambiente. Es copresidenta del equipo de transición de Obama en la EPA.

Nancy Sutley, su madre es argentina y ella misma se considera "latina", dirigirá el Consejo de Calidad del Medio Ambiente de la Oficina Ejecutiva del Presidente. Ha desarrollado lo esencial de su actividad en California, estado donde hay un fuerte apoyo a las medidas de protección de la ecología. Fue vicealcaldesa para Energía y Medio Ambiente en Los Ángeles y representó al alcalde en el Distrito Metropolitano de Aguas del Sur de California. También llegó a ser asistente especial de la administradora de la EPA durante la administración Clinton y anteriormente integró la Junta Estatal de Control de los Recursos Acuíferos de California y fue asesora para asuntos energéticos del gobernador del estado. Es prominente miembro de la comunidad lesbiana y gay de California.

La cuarta integrante del equipo, Carol M. Browner, es blanca, nativa de Florida. Se desempeñará como supervisora de los temas de energía, incluyendo las cuestiones del cambio climático y la protección del medio ambiente, en la Casa Blanca, convirtiéndose en el "alter ego" del presidente Obama en esos asuntos. Trabajó como directora legislativa de Albert Gore en el Senado. Dirigió la EPA durante los ocho años de gobierno de Clinton, es miembro de la junta asesora del equipo de transición de Obama y a su vez dirige el trabajo de transición sobre energía y medio ambiente. Es socia de Madeleine Albright, en la firma de consultoría The Albright Group. Es presidenta de la centenaria organización ambientalista National Audubon Society, cuyo objetivo es conservar y restaurar ecosistemas naturales, fundamentalmente de aves, la vida silvestre y sus hábitats.

Estas cuatro personas gozan de alto prestigio entre las organizaciones ambientalistas en Estados Unidos y se les reconoce por haber trabajado fuertemente en contra de la degradación del medio ambiente. Todo indica que en el terreno de energía y medio ambiente se concentrará lo que pueda haber de innovador en la gestión de gobierno de Obama y es también en esa área donde podrá haber iniciativas importantes en el orden del desarrollo económico y el esfuerzo por enfrentar la crisis económica que actualmente afecta el país. En este empeño tendrá que librar una fuerte batalla contra poderosos intereses económicos y políticos de las grandes empresas, especialmente las petroleras y las más altamente contaminantes, que cuentan con un gran número de aliados en el Congreso.

Para completar el equipo de Energía y Medio Ambiente falta por designar al secretario del Interior, departamento que se encarga de administrar las tierras federales y que complementa su trabajo con el que realiza la EPA en el control de la contaminación del aire y las aguas. Entre ambos, llevan a cabo la política del gobierno con respecto al cambio climático.

En el plano externo, se va corroborando la continuidad de la política militar norteamericana, particularmente en la guerra de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán. A juzgar por las declaraciones de los jefes militares norteamericanos, la guerra en esa región, que ya dura siete años, se prolongará por un tiempo indeterminado.

Los planes del Pentágono, a solicitud del general David D. McKiernan, jefe de las tropas norteamericanas en Afganistán, son de incrementar los efectivos norteamericanos en unos 20 000, hasta alcanzar la cifra de 58 000 dentro de cuatro o cinco años, que se adicionarán a los 30 000 soldados de la OTAN actualmente en el país. Adicionalmente, se incrementará el ejército afgano, que hoy cuenta con 70 000 hombres, hasta 134 000 efectivos. Significa que la guerra en Afganistán se prolongará, como mínimo, durante toda la gestión presidencial de Obama, más allá del 2012.

También en el manejo de los problemas económicos se aprecia una identificación entre las políticas de la administración saliente y la entrante.

Como el estruendo de un cañonazo sonó en los círculos de poder de Washington la noticia de que en noviembre se cerraron en Estados Unidos 533 000 puestos de trabajo y el desempleo alcanzó al 6,5% de la fuerza laboral nacional (12,5% si se suman los que desistieron de buscar empleos y los que trabajan parcial o temporalmente). Previamente se había anunciado un descenso del 2,7% en las ventas al detalle. Esos truenos imprimieron más urgencia a las discusiones para salvar a las tres grandes empresas constructoras de automóviles en Estados Unidos. General Motors, Chrysler y Ford están virtualmentre quebradas, aunque la noticia se edulcora y oculta con la cobertura de la discusión de un plan de rescate, debido al fuerte impacto negativo que tendría para la economía, dentro y fuera de EE.UU. En conjunto, las tres empresas emplean directamente un cuarto de millón de personas e indirectamente afectan alrededor de entre tres millones y cinco millones de empleos. El cierre de las mismas representaría el potencial despido de un millón de empleados.

Se esperaba una solución con la aprobación de un préstamo de 14 000 millones de dólares a General Motors y a Chrysler, a fin de que puedan elaborar, bajo intervención federal, antes del 31 de marzo próximo, un plan de reestructuración. Este plan fue elaborado por la Casa Blanca y con apoyo demócrata aprobado el miércoles por la Cámara de Representantes por 235 votos a favor (205 demócratas y 32 republicanos) y 170 en contra (150 republicanos y 20 demócratas), pero el jueves el Senado lo derrotó en una moción de procedimiento por 52 (10 de ellos republicanos) a favor y 35 (31 republicanos) en contra (se hubieran necesitado 60 votos a favor). Los puntos de conflicto fueron la negativa del sindicato de trabajadores (UAW) a aceptar desde ahora reducir sus salarios al nivel del recibido por los trabajadores no sindicalizados de las plantas de Toyota, Honda y Nissan en Estados Unidos, así como el descontento de un grupo de senadores a medidas que forzaban a los fabricantes a establecer límites mínimos de contaminación en los motores.

Queda como única opción que la administración Bush emplee parte de los 700 000 millones aprobados para ayudar a las entidades financieras y los entregue directamente a las empresas para que subsistan hasta que la administración Obama pueda negociar alguna solución que sustituya la bancarrota. De lo contrario, las empresas deberán declararse en bancarrota e iniciar un proceso legal para su liquidación y reestructuración, que será obligatorio y se sumará a la carga de problemas que Obama ya viene enfrentando.

Por lo visto, para recoger las peras habrá que esperar a otra temporada.

*El autor fue jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos de septiembre de 1979 a abril de 1989.

 

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