Aunque en declaraciones hechas esta semana Jacques Rogge, titular
del Comité Olímpico Internacional (COI), aseguró que esa entidad
"podrá sobrevivir a la crisis financiera internacional", al mismo
tiempo advirtió que para lograrlo deberá ser "más flexible y
realista y estar preparada para cualquier cosa que pase".
En noviembre de este año, el directivo llamó la atención en torno
a que estos no son tiempos de crecimiento de los Juegos Olímpicos,
sino una época de ahorro, y recalcó que deben mantenerse el tope de
28 disciplinas y 10 500 participantes en esas lides de verano. En
las actuales condiciones, dijo, es preciso que los Juegos no sean
demasiado sofisticados, grandes y costosos.
La racionalidad se impone en un mundo donde los países pobres,
apremiados por la hambruna y otros problemas, ahora más que nunca se
hallan lejos de poder organizar eventos de esta magnitud.
Mientras esa es la realidad de muchas naciones, a contrapelo con
las opiniones de miembros del COI, Estados Unidos pretende preservar
un contrato con ese organismo que le otorga a su Comité Olímpico
casi el 13% de los derechos por transmisiones en su territorio y el
20% del dinero por su comercialización a nivel internacional, lo que
le garantiza ingresos de 300 millones de dólares en el ciclo que
concluye en este 2008.
Rogge afirmó este jueves que, debido a la crisis económica,
renegociarán los derechos de transmisión y patrocinio en EE.UU. para
llegar a un acuerdo posiblemente en marzo del 2009, pero no descartó
que esa decisión podría producirse después de elegir la sede de los
Juegos del 2016 (el 2 de octubre del año próximo en Copenhague),
proceso que involucra a Chicago, Río de Janeiro, Tokio y Madrid como
aspirantes.
Esta revisión de los contratos igualmente puso sobre el tapete la
relación de la máxima entidad deportiva internacional con la Unión
Europea de Radiodifusión (mantenida durante 50 años), para
reajustarla a la actual situación económica.
El COI ha asumido en estos años dos tareas primordiales: la
reducción del gigantismo de los Juegos, y la lucha contra el dopaje.
Ya en la edición de Beijing’08 el número de participantes se
mantuvo en el saludable entorno de los 10 500, en 28 disciplinas, y
se realizaron rigurosos test antidoping de los cuales todavía hoy
quedan algunos pendientes de una respuesta definitiva. La capital
china aplicó más de 4 500 de estas pruebas, para aventajar
ampliamente las 3 600 efectuadas en Atenas, cuatro años atrás.
La cordura ha de imponerse también en el ámbito de los deportes,
porque no estamos en tiempos de bonanza.