Para Rafael Consuegra, Premio Nacional de Escultura de Pequeño
Formato, el III Simposio de Escultura Ambiental Rita Longa, que
sesiona en la ciudad de Manzanillo, es ejemplo magnífico de la buena
salud del arte en Cuba.
Él es uno de los 17 artistas de la Isla que desde el pasado 15 de
noviembre convirtieron esta urbe, de la oriental provincia de
Granma, en un taller a cielo abierto donde las piedras cobran vida.
Atraídos por el patrimonio cultural y la brisa costera, creadores
reconocidos, recién graduados y estudiantes, volvieron a Granma a
modelar bloques de mármol, para llevar belleza a las comunidades en
un canto ecologista.
Consuegra dijo a la AIN que el Simposio representa una
oportunidad para el intercambio artístico a pie de obra, porque
mezcla a profesionales y alumnos en el polvo de roca y el ruido de
máquinas y cinceles.
Destacó que aunque la escultura ambiental tiene certámenes
análogos en varias provincias, es en Granma donde rebasa la
decoración institucional -de polos turísticos o científicos- y sale
a la comunidad, para adornar accesos de ciudades y pueblos, y
mostrarse a la gente común.
David Placeres, profesor del Instituto Superior de Arte, explicó
que los participantes se definen en un concurso nacional, y aunque
algunos coinciden, cada año sorprende la cantidad de artistas nuevos
incorporados al proyecto, debido a la calidad de sus propuestas.
Agregó que la estancia en Manzanillo implica un encuentro con la
historia, "cuyas lecciones devolvemos en esculturas, para agradecer
esa suerte de acompañamiento entre arte y Revolución, siempre
presente en la cultura cubana."
La cita finalizará el próximo lunes cuando deben concluirse 17
grandes figuras, algunas de las cuales serán emplazadas en una zona
recreativa del litoral de Manzanillo, y otras en la Circunvalante
Sur de la ciudad de Bayamo, capital de Granma.