A
lo largo de unos dos kilómetros de la añeja Calle de los Mercaderes,
ambos mandatarios contemplaron, bajo las luces de La Habana
nocturna, su especial belleza rescatada en buena medida por el
esfuerzo restaurador de cientos de especialistas y obreros cubanos.
Con su habitual elocuencia, Eusebio Leal, historiador de la
Ciudad, fue develando a ambos presidentes los secretos que guardan
las viejas piedras y la historia escrita sobre ellas, a lo largo de
los siglos, por los moradores de la capital cubana.
Raúl explicó al visitante que los gobiernos anteriores a la
Revolución pensaron demoler el sector viejo de la ciudad, del que
solo quedaría la Plaza de la Catedral. Destacó además que La Habana
colonial se ha convertido en una ciudad museo, pues la siguen
habitando sus pobladores.
Leal informó que la ciudad ha recibido en el presente año un
millón de turistas.
La Plaza de Armas, el Templete, el Castillo de la Fuerza, la
estatua del Padre de la Patria, el Palacio de los Capitanes
Generales, el Colegio San Jerónimo, el Hotel Ambos Mundos, la
maqueta de la ciudad, la Plaza Bolívar, el convento y la plaza de
San Francisco, la Lonja del Comercio, entre otros muchos monumentos
y edificaciones de valor histórico y arquitectónico, fueron
recorridos por los presidentes.
Al agradecimiento y la felicitación del mandatario ruso, se sumó
el reconocimiento de Raúl junto a una importante decisión: Continuar
ampliando el proyecto restaurador de la ciudad.
El intenso primer día de la visita del Presidente Medvedev a
Cuba, tuvo como colofón una cena de trabajo privada, que sirvió de
escenario para continuar intercambiando con su anfitrión acerca de
importantes temas de interés mutuo.