Moscú, 28 de noviembre (PL).— El impacto en el blanco de las
ojivas del misil balístico intercontinental ruso Bulava, lanzado hoy
desde un submarino, coronó con el mayor éxito histórico este tipo de
ejercicios, sostuvo aquí una fuente militar.
Por primera vez se cumplió todo el programa, desde la expulsión
del cohete bajo el agua hasta el aterrizaje de las cabezas en el
lugar previsto del polígono de Kurá, en Kamchatka, Lejano Oriente
ruso, según el Ministerio de Defensa.
El disparo fue efectuado desde el submarino estratégico de
propulsión atómica Dmitri Donskoi de la Flota del Norte, el cual se
encontraba sumergido en el Mar Blanco, añadió la fuente.
Una nota de prensa de la Marina de Guerra anunció recientemente
que esta semana se realizaría el lanzamiento de este vector, dotado
de 10 cabezas nucleares de guiado individual y alcance de hasta ocho
mil kilómetros.
En las Fuerzas Armadas rusas existe preocupación por el
desarrollo de estos misiles porque cuatro de los últimos seis
lanzamientos resultaron fallidos, señaló RIA Novosti.
Empero, el resultado de esta séptima prueba despeja la ruta del
proyectil hacia la entrada en disposición combativa en 2009 junto
con su portador, el submarino estratégico Yuri Dolgoruki (proyecto
955 del tipo Borei), botado en 2007, capaz de cargar 12 cohetes.
Según la literatura especializada, estas naves poseen
innovaciones que dificultan su localización, pueden descender hasta
450 metros de profundidad y con su tripulación de 107 hombres
alcanzan una autonomía de 100 días.
Los Bulava, en tanto, fueron diseñados en el Instituto Termo
Técnico de Moscú para emplazarlos en sumergibles estratégicos
nucleares del proyecto denominado Borei y están alimentados con
combustible sólido.
Este armamento no puede ser neutralizado por ninguna defensa
antimisil del mundo actual porque su cabeza atómica es un vehículo
de reentrada múltiple.
Tal característica le permite realizar maniobras evasivas en su
avance hacia el objetivo y eludir cualquier fase del interceptor
terminal.
Posee otras contramedidas como decodificadores y su ojiva nuclear
está provista de escudos contra radiaciones, interferencia
electromagnética u otra alteración física, incluida la evasión de un
disparo láser.