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Discreta participación en marchas en Colombia

BOGOTÁ, 28 de noviembre (PL).— Con una asistencia muy alejada de lo esperado por las autoridades, los colombianos marcharon hoy en esta capital y otras ciudades a favor de la liberación de quienes permanecen retenidos por los grupos guerrilleros.

La convocatoria a estas manifestaciones, promovidas a nivel internacional, fue lanzada en octubre último por la ex candidata presidencia Ingrid Betancourt, quien estuvo en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante seis años.

Sin embargo, Betancourt no asistió a los actos en Colombia, por cuestiones de seguridad, según declaró a la prensa, y protagonizó la demostración desde un acto en Madrid, España.

Este jueves la asistencia a las marchas fue muy discreta, a diferencia de las promovidas el 2 de febrero último contra las FARC y las efectuadas un mes después en contra del paramilitarismo y los crímenes de la fuerza pública, que arrastraron a millones de personas.

En esta capital, la Plaza de Bolívar fue el punto de confluencia, pero quedó a medio llenar durante toda la jornada.

Los asistentes reflejaron en consignas y pancartas la polarización existente en la sociedad colombiana.

Por un lado, abiertos llamados contra la guerrilla y, por otro, una persistente exhortación a favor de la concordia nacional y el logro de un acuerdo humanitario ya.

Analistas consideran que la palidez de esta demostración obedece a los serios problemas que enfrenta el país en muchos órdenes.

Ello va desde un creciente malestar por las penurias económicas que padecen más de la mitad de los colombianos hasta recientes escándalos que han puesto en posición muy incómoda al gobierno.

Aun está pendiente una solución al escándalo por ejecuciones extrajudiciales perpetradas por las fuerzas militares, que según datos de la Fiscalía y la Procuraduría, pueden ser más de mil en los últimos dos años.

Además, la popularidad del presidente Álvaro Uribe ha caído en picada por la forma en que el gobierno ha manejado la crisis por la quiebra o cierre de numerosas empresas ilegales captadoras de dinero, con la ruina de cientos de miles de familias.

Los violentos disturbios ocurridos por este motivo en decenas de pueblos y ciudades llevaron incluso a la suspensión de las marchas de hoy en algunos lugares, como Popayán e Ibagué, capitales de los departamentos de Cauca y Tolima.

 

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