Actualizado 12:05 p.m. hora local

De Viña del Mar a La Habana, sueños y realidades

TERESITA JORGE

Cuba es sede, desde 1979, de los Festivales Internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, uno de los principales encuentros cinematográficos a escala mundial.

El tres de diciembre de ese año la hermosa ciudad acogió a más de 600 cineastas latinoamericanos que con sus films trataban de mostrar al planeta las realidades y sueños de Latinoamérica y el Caribe, desconocidos antaño por el resto de los países.

Esta cita de las imágenes en movimiento, que este año arriba a su trigésimo aniversario de creado, se inspiró en el efectuado cuatro décadas atrás en el Festival de Viña del Mar, Chile.

Allí, en 1967 ocurrió el encuentro de una generación de jóvenes cineastas ávidos por hacer un cine de calidad y que mostrara la realidad continental.

Sobre este movimiento el realizador Pastor Vega dijo al respecto: Los que en alguna medida vivimos la hermosa experiencia del Festival de Viña del Mar sentíamos la presión histórica de lo que significó, de lo que aportó, de lo que enriqueció nuestra identidad, nuestra cultura, nuestra madurez ideológica espiritual.

Mientras Hollywood seguía invadiendo las salas cinematográficas, imponiendo una banalidad que daba jugosas ganancias a los magnates de la llamada meca del celuloide, los Festivales de la capital cubana se proponían -dijo el cineasta Julio García Espinosa- "conocer el mundo a partir de nosotros mismos".

Descubriéndonos a nosotros, descubrimos realidades ocultas en el resto del mundo, opino el autor de Reina y Rey.

La ya muy cercana edición 30 del Nuevo Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, hace rememorar aquellos días en que en la tierra de Pablo Neruda y Gabriela Mistral se reunieron noveles y soñadores creadores para intercambiar y encontrar nuevos estilos y formas de hacer y de reflejar la identidad latinoamericana.

Han transcurrido cuatro decenios de la histórica cita en el balneario chileno.

Sembrar puentes para unir a los cineastas latinoamericanos con los del resto del mundo es uno de los propósitos de las históricas citas habaneras. Por supuesto, siempre que se trate de unir a los amantes de un cine de calidad y diversidad temática y no mercancías para engrosar el bolsillo de productores sin escrúpulos.

Una de las mejores definiciones de este movimiento renovador cada vez más en ascenso fue sintetizado por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, presidente de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, cuando afirmó: "nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado". (AIN)

 

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