A mi padre la censura lo fue matando de tristeza

Confiesa Diana Bracho, gran diva mexicana del cine y la TV al evocar los trabajos y los días de su padre, el notable realizador Julio Bracho

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Diana Bracho nunca pensó que reencarnaría la vocación de su tía Andrea Palma. "Yo no tenía en mis planes ser actriz; había actuado de niña en algunas películas de mi padre, pero ya de mayorcita era muy tímida. Hasta que en la universidad sentí la necesidad de expandirme y un amigo me dijo: ‘Lo que necesitas es actuar’. Así empezó todo", confiesa una de las grandes divas del cine y la televisión mexicanos —lo de diva es un decir, pues no hay poses en su trato—, quien durante esta semana ha compartido hermosas jornadas con colegas y público cubanos y ofrecido su experiencia en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños.

Foto: ERNESTO MASTRASCUSA (NOTIMEX)Diana junto a su sobrino Julio, en La Habana.

La saga fílmica de los Bracho comenzó con Andrea. Su verdadero nombre era Guadalupe Bracho. Los viejos aficionados al celuloide la recuerdan por La mujer del puerto (1934) y Aventurera (1950). Su hermano Julio se asomó al cine por primera vez con ¡Ay qué tiempos, señor don Simón! (1941). Entre sus mejores películas clasifican La Virgen que forjó una patria (1942) y Distinto amanecer (1943). Hizo también varios melodramas, de esos que parten el alma, en los que dirigió, entre otros, a Libertad Lamarque y Arturo de Córdova en sus incursiones mexicanas. Pero la película de su vida fue La sombra de un caudillo (1960), sobre la novela homónima de Martín Luis Guzmán.

"No sabe cuánto me alegra que esta película se haya estrenado esta semana en Cuba —expresa Diana—. La sombra de un caudillo no pudo exhibirse hasta treinta años después de su rodaje. Altos jefes militares impidieron que se proyectara públicamente. A mi padre la censura lo fue matando de tristeza. Después de aquel golpe su carrera declinó. Llegó a leer diariamente las páginas de obituarios de los periódicos para ir tachando de su lista a quienes se habían opuesto al estreno de la película. Pero murió antes de que el último se marchara. Creo que es una obra muy fuerte y muy sincera."

En otro orden, una curiosidad profesional debíó ser despejada por Diana. ¿Por qué tanta pasión por las telenovelas?

"Asumo cada papel que interpreto convencida de que puedo hacerlo. Por otra parte, la televisión es una especie de gimnasio, en la que el actor y la actriz se entrenan y prueban a sí mismos. Para mí es reconfortante que personas que solo me habían visto en la televisión vayan al teatro y se interesen por otras cosas."

¿Hacer cine en México?

"Siempre es un hazaña. Hubo épocas mejores y otras peores, depende de los apoyos."

¿Habrá Bracho para rato?

"Pienso que sí. Aquí, conmigo está mi sobrino Julio, que es un actor bien conocido y ya ha realizado como director su primera película. Y ya veremos lo que harán los más pequeños."

 

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