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Hombres solitarios
Ortelio González Martínez
CIEGO DE ÁVILA.— Los hombres de esta historia andan kilómetros y
kilómetros, a lo largo de casi toda Cuba. Pocos los conocen, pese a
la importancia del oficio que realizan. Son los celadores u
operarios auxiliares de electricidad, pero ellos prefieren que les
llamen así: celadores.
Lucilo
aplica herbicida a una estructura.
Hay que buscarlos allá, en el tendido eléctrico, o al lado de
algunas de esas estructuras gigantes que conforman las líneas de
transmisión de 220 000 voltios, por donde pasa el desarrollo del
país.
Entre marabú, trochas abiertas con buldózer y cables de alta
tensión, encontré a tres de los cuatro avileños que se dedican al
cuidado y protección de esas torres de 42 metros de altura y unas
ocho toneladas de peso. Ellos pertenecen a la Empresa de
Construcciones de la Industria Eléctrica (ECIE), donde están
emplantillados y reciben atención.
Salen bien temprano, con la soledad a cuestas, sin tener con
quien hablar, algunos con la sola compañía del caballo que arrastra
el quitrín. El camino por recorrer es largo y por eso tienen bien
dividido el trabajo de la semana, de manera que les permita
aprovechar mejor el tiempo y darle cobertura a las 349 torres que
separan en dos a la provincia.
Berta
y Rafael regresan del celaje.
¡CELADORES! ¿QUIÉNES?
Hombres humildes, escogidos entre muchos con posibilidad y
actitud para el oficio. En todo el territorio avileño son cuatro
fieles veladores de las líneas de 220 000 voltios.
"No a todos nos gusta andar en solitario. Sucede que el trabajo
es difícil y nos trasladamos a grandes distancias de nuestros
hogares, bajo el sol y, en ocasiones, la lluvia. Eso hace que
andemos sin compañía, aunque, a veces..." y Lucilo Díaz Neyra deja
la frase trunca. Imagino porqué los más allegados a la familia le
preguntan si el celador es él o su esposa Yanet.
"En ocasiones —comenta— monto a la familia en el quitrín y reviso
parte del tramo bajo mi jurisdicción. Mi hijo Gabriel, de 10 años,
ya conoce algo del oficio. En la semana de receso escolar casi
siempre anda conmigo."
La
provincia cuenta con 349 estructuras como estas.
¿Y solo es revisar la línea?
—Yo tengo 96 estructuras a lo largo de 21 kilómetros, en el doble
circuito Santa Clara-Vicente.
"Debo detectar cualquier anormalidad, como cables caídos, robos
de angulares, o movimientos de personas que no frecuentan esos
lugares, y, además, chapeo debajo de las torres y les pinto las
bases.
"Se me ha metido en la cabeza guataquear la hierba, pero eso es
casi imposible. Cuando comienzo en la torre que está en los límites
con Sancti Spíritus y llego al final de mi tramo, en la zona de
Caguasal, las primeras ya están enyerbadas. Uno no da abasto, pero
resolvemos con herbicidas que nos proporciona la Empresa, que
también facilita la mochila para fumigar, overol, machetes, limas, y
yo tengo hasta un binocular para observar a largas distancias.
¿Cuándo usted está al inicio, cualquier malintencionado pudiera
cometer alguna fechoría al final, o viceversa?
—Este sistema de protección comenzó en agosto del 2007 y el robo
de angulares disminuyó casi a cero en mi área. El ladrón no sabe por
dónde podemos aparecer. Quien cometa el delito de hurto de angulares
paga caro. Y es lógico que así sea. Esos hechos vandálicos debilitan
las estructuras y pueden ocasionar pérdidas a la economía del país.
"Mi línea cruza por 26 propietarios de tierra. De ellos cuatro
pertenecen al sector Estatal y el resto al Cooperativo y Campesino.
Tengo bien desglosado dónde está ubicada cada torre, en qué finca y
quién es el dueño.
"Ellos firmaron el acta de cooperación con la ECIE en la que se
responsabilizan con el cuidado de la línea que está en la
demarcación de sus propiedades."
EL CASO ES...
Pues sí, en un minuto me veo encima de la arañita. Lucilo comenta
que "vista hace fe" y, por esa razón, nos dirigimos a casa de Berta
Falcón Suárez, ama de casa, fiel cuidadora de las torres que pasan
por su finca, enclavada en un lugar de nombre muy humilde: Rincón
del Guano.
Se siente sorprendida por la llegada imprevista. Brinda café y
habla: "Yo firmé el acta de cooperación en el 2007. Mi esposo,
Rafael, y yo vivimos en constante vigilia, al igual que Adalberto y
Danay, también integrantes de la familia".
Y allá por la finca de Amado Linares, otro de los que firmó el
acta de cooperación, Lucilo hace una anécdota: "Era domingo y me
llaman por teléfono. Oye, Lucilo, hay tres hombres subidos en una
torre, me dicen. Arranqué para el lugar y, cuando llegué, era gente
de la Empresa. Reparaban una avería. Eso demuestra que la gente se
preocupa por cuidar estos bienes del Estado".
Sigue el día subiendo y, más al este, entre los poblados de
Vicente y Gaspar, encuentro a Yosvany Venta Gutiérrez. Atiende 80
estructuras a lo largo de 18 kilómetros. En el intercambio dice que
en febrero de este año le robaron unos angulares en la torre 6-2.
"Lo hicieron por la noche, pero antes que pasaran 24 horas todo
quedó enmendado".
Pasada la hora de almuerzo es cuando uno reafirma que el trabajo
del celador no es nada fácil, y lo comento con Danis Treto Sifontes,
quien me acompaña en el recorrido y es la jefa del Centro de
Operaciones de Transmisión de la ECIE.
"La labor política con los pobladores por donde pasa la línea ha
dado buenos dividendos. En el 2005, por ejemplo, tuvimos cinco
hechos de robo de angulares y, aunque en el año actual vamos por
tres, esperamos que no ocurra otro. Hemos insistido en la
vigilancia, con la firma de 39 actas de cooperación."
Termina la explicación y, casi en los límites con la vecina
provincia de Camagüey, aparece Orelvis Martínez López, el último
celador que veremos, al ser imposible contactar con Luis Enrique
Benítez, quien atiende la línea entre la comunidad de Caguasal y el
poblado de Vicente.
Orelvis está ocupado en los quehaceres cotidianos en la línea
Vicente-Nuevitas. La próxima semana deberá "pasarle la mano" a la
Vicente-Camagüey.
Con sus matices, cuenta historias ya escuchadas que en nada
restan importancia a la labor de estos hombres de los cuales poco se
sabe fuera de esos kilómetros y kilómetros de andar en solitario. |