.— Bolivianos de diversos
sectores de la sociedad respaldaron el control gubernamental sobre
el expendio de hidrocarburos, por considerarlo una medida que redujo
las filas en los puntos suministradores y el desabastecimiento de
esos productos.
Amas de casa, estudiantes y conductores de vehículos mostraron
satisfacción por los cambios experimentados desde la entrada en
vigor del plan Puño de Hierro, diseñado por el ejecutivo para frenar
la especulación y el contrabando de diesel, queroseno, gas licuado y
gasolina.
Apenas hay filas y siempre encuentro el combustible, señaló a
Prensa Latina el chofer de taxi Luis Apázaga.
Mis compañeros también están contentos con la medida, precisó.
Otros entrevistados comentaron recientes decomisos de
hidrocarburos en manos de contrabandistas que intentaban sacarlos
del país.
El gobierno subvenciona y ellos abusan de eso, explicó un
ciudadano en la céntrica Plaza Murillo de esta ciudad, sede del
Gobierno.
La operación Puño de Hierro entró en vigor por un Decreto
Supremo, respaldado por la Ley 1008 que prevé sanciones de hasta 25
años para los traficantes de combustibles.
Bajo el proyecto, cientos de policías y soldados fueron ubicados
en surtidores de diesel y gasolina, encargados de supervisar la
compra y venta de los productos.