El
ataque al cuartel de Güinía de Miranda, acción desarrollada entre la
noche del 26 y la madrugada del 27 de octubre de 1958, constituyó la
primera victoria de las tropas comandadas por el Che en territorio
villareño.
El sitio escogido para la acción fue una vieja construcción de
ladrillos y techo de zinc, enclavada en un estratégico lugar por su
fácil acceso a todas las rutas del Escambray.
Dos combatientes designados por el líder del Directorio
Revolucionario, Faure Chomón, guiaron a la tropa del Che desde el
campamento de Las Piñas, donde se había producido el encuentro entre
el jefe de la Columna No.8 y Víctor Bordón, hasta el objetivo
seleccionado. A media noche los guerrilleros ocuparon posiciones
frente al cuartel y los flancos.
Medardo Cabrera, combatiente de la Columna No. 8 herido en
aquella acción, narraba luego que "tras entonarse las notas del
Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio, sonó el primer bazucaso
anunciando el inicio del combate, pero este no dio en el blanco.
Luego escuchamos la segunda explosión y se estableció un nutrido
tiroteo".
Fue el propio Che, ya en la alborada del 27 de octubre, quien con
un disparo de bazuca logró la rendición del cuartel. En el combate
cayeron los invasores Carlos Amengual y Alberto Guerrero, y otros
seis resultaron heridos. Entre los adversarios hubo un muerto,
cuatro heridos y nueve prisioneros, mientras 12 lograron escapar.
El botín de guerra de los rebeldes fue de ocho fusiles, algunas
municiones, medicamentos, alimentos y varios mulos.
El 3 de noviembre, en un informe al Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz, sobre los resultados de ese combate, el Che le
manifestó: "(...) No fue rentable, de ninguna manera, pero
políticamente fue un fuerte golpe que demostró nuestros deseos de
hacer las cosas bien (...)".
Aquella resultó la primera acción conjunta entre las tropas del
Che, el Directorio Revolucionario y la guerrilla de Víctor Bordón
—quien también pertenecía al Movimiento 26 de Julio—, y demostró la
decisión de aquellas fuerzas unidas de enfrentar al enemigo hasta
derrotarlo.