Versiones del combate lo fechan el 4 de noviembre, pero debe ser
un error, pues el parte oficial apareció en la prensa habanera el 3
del propio mes. El cotejo de varias fuentes nos permite afirmar que
tuvo lugar el 26 de octubre, como se recoge en los libros de
Historia Militar y en el Diccionario Enciclopédico de Historia
Militar de Cuba (tomo 2).
En la mañana de ese día, la vanguardia de los cubanos rechazó la
exploración española y se apoderó de la Tienda del Pino, al oeste de
Baire. Desde Santiago de Cuba había salido una columna con 700
hombres, bajo el mando del coronel español Demetrio Quirós Weyler,
la cual se detuvo al llegar a Baire.
A Gómez le ordenaron impedir el avance del enemigo. Al conocer
que las tropas españolas permanecían acantonadas, decidieron
continuar la marcha y buscar un lugar para emboscarlas, una maniobra
de engaño para atacar al enemigo por sorpresa. El lugar escogido le
dio nombre al combate: Tienda o Venta del Pino, o Pinos de Baire,
como también se conoce.
Quirós ordenó la salida de sus tropas, dispuestas a desalojar a
los insurrectos de la Tienda ocupada, pero descuidó la seguridad de
la marcha.
Desde la madrugada de ese día, el jefe insurrecto, con unos 40
hombres, había ocupado el camino. Su orden fue precisa: realizar la
acción mediante un asalto sorpresivo, con el empleo del machete.
Cerca de las once de la mañana el enemigo llegó al área de la
emboscada. Todos quedaron sorprendidos al escuchar el grito de
guerra: "¡Al machete!". Era la voz de Gómez dando la orden de
combate.
Con fuerza y pasión atacaron los mambises, provistos de machetes
como única arma frente a los fusiles de la época. Aterrados por el
efecto del macheteo, los soldados españoles sufrieron numerosas
bajas y los sobrevivientes encontraron refugio en Baire.
Quirós a duras penas podía creerlo, porque sabía que los cubanos
no tenían armas de fuego suficientes como para enfrentarlos. Sin
embargo, la bisoña tropa había sido entrenada por su jefe en el uso
del machete como arma de combate, uno de los primeros legados
tácticos de Gómez.
Esta y otras muchas acciones determinaron que Quirós regresara
derrotado a Santiago de Cuba, y los cubanos quedaran como únicos
dueños del campo.
A partir de ese combate, el machete —tradicionalmente empleado en
Cuba como instrumento de trabajo agrícola— se convirtió en el arma
más preciada de los combatientes del Ejército Libertador, y la más
temida en la lucha por la conquista de nuestra independencia.