Pelea en el monte

Ortelio González Martínez

PRIMERO DE ENERO, Ciego de Ávila.— Lo encontré en la tala de los árboles que él mismo había sembrado ocho años atrás.

—¿Paradojas de un silvicultor?, le pregunté a Ángel Yarobis Rodríguez Espino, quien, motosierra en ristre, se aprestaba a cercenar a un eucalipto de más de 20 metros de longitud derribado en medio del bosque.

—¡Caprichos de la Naturaleza!, respondió.

Ángel en la tala de árboles que él mismo había sembrado.

"Me duele hacerlo. Todavía no era el momento de iniciar el corte, pero Ike se adelantó y no tuvo clemencia con los árboles. Los más altos y gruesos cayeron; los más finos, resistieron."

Estoy frente a las plantaciones más hermosas, las mejores que haya visto alguna vez. Se encuentran en la zona de La Gloria, en el municipio avileño de Primero de Enero.

Este calificativo de mejores lo reafirma José Carlos Cruz Arias, director de la Empresa Forestal Integral de Ciego de Ávila: "No hay otras iguales en el territorio, y en Cuba tampoco".

Estas palabras suyas tienen una historia, parte de la cual el ciclón echó por tierra.

El ingeniero forestal Eusebio Rosales Ordóñez, director técnico productivo de dicha entidad, explica que son 500 hectáreas de bosques de las variedades Eucalipto Grandis, Urophylla y Uroxgrandis, procedentes de Brasil, Uruguay, Zimbabwe, Colombia y África del Sur.

"Estas especies —precisa— donde único existen en Cuba es aquí, resultado, en los inicios, de un proyecto mixto entre Cuba y Canadá para evaluar el comportamiento de estas en la producción de pulpa de madera.

"Y lo más importante es que estudios de campo realizados permiten asegurar que esos tipos de eucalipto son productivos, de buen comportamiento en las condiciones de nuestro país. La altura promedio de la plantación es de 16 metros, con muchísimos ejemplares que sobrepasan los 20."

Hay que adentrarse en el monte, recorrerlo, para ver en toda su magnitud el destrozo y, a la vez, observar la cruzada de una cuadrilla de hombres que trabaja para recuperar cuanto se pueda.

Anildo Pérez Báez integra un refuerzo que proviene de los carboneros: "Usted ve, este trozo no puede ser utilizado para horcón, vara, llave, ni para solera. Pa’ algo tiene que servir. Lo haremos carbón", precisa mientras lo arrima a un lado.

En verdad, nada quedará dentro del campo. En una mañana de monte observo a muchos que vienen. Camiones de los Ministerios del Azúcar y la Agricultura, Cubatabaco, del Instituto de la Vivienda¼ y tractores de varias UBPC cercanas. Llegan a buscar la madera rolliza, madera buena.

"Existe gran demanda, pero todo debe de ser ordenado. Tenemos que darle cultura al monte y, también, a las personas", refiere Eusebio.

De los 25 campos de 20 hectáreas cada uno, por lo menos siete de ellos sufrieron mucho. Cálculos no definitivos nos dan que más de 20 000 árboles fueron al suelo.

En medio del monte asoma una carreta. Llama la atención la mujer que, hacha en mano, viene en ella. Dalgis Desaá Peña se llama y es cocinera de la UBPC número 2 de la Empresa de Cultivos Varios Arnaldo Ramírez. "Me autorizaron y vengo a buscar la madera para levantar la casa que Ike me llevó."

El eucalipto propicia materia prima para la industria de la celulosa y tiene buen potencial maderero. Antes del ciclón, a la especie Urophylla de La Gloria se le calcularon rendimientos de 250 metros cúbicos por hectárea, similar al de países con gran desarrollo silvícola. Del eucalipto se obtiene madera prensada y dura. De la hoja se pueden extraer aceites que son útiles en la industria farmacéutica, entre variadas aplicaciones.

Otro beneficio, es el regreso de aves que emigraron de la zona al quedar desierta hace muchos años, como consecuencia de la tala indiscriminada. Trabajadores forestales también hablan de la presencia de venados, el majá de Santa María, la paloma torcaza, y otras especies de animales.

 

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