Todo sobre Lezama

MARILYN BOBES

Entre las muchas cualidades de los artículos ensayísticos que Reynaldo González ha reunido en su libro Lezama sin pedir permiso (Letras Cubanas, 2008), se encuentra el ofrecernos una visión profunda y abarcadora, como nunca antes había sido puesta en blanco y negro, de la obra y las circunstancias de vida del inolvidable autor de Paradiso, cuyo centenario natal se celebrará en el 2010 y que ha tenido en este numerosas anticipaciones.

Si bien es cierto que José Lezama Lima ha sido objeto de un creciente interés por parte de estudiosos de todo el mundo, y particularmente de Cuba en los últimos quince años, nunca habíamos encontrado reunidos en un mismo volumen ese compendio que, aunque fragmentado, deviene integral, sobre los múltiples aspectos imprescindibles para conformar una imagen unívoca de quien fuera, junto a Alejo Carpentier, el más grande escritor cubano del pasado siglo XX.

Conferencias y publicaciones de prensa se aglutinan en un libro donde el creador de un sistema poético, que no dejó fuera otras manifestaciones de lo cubano, es analizado tanto en sus interrelaciones con la cultura como con el mundo circundante en unas páginas que apasionan por la agudeza y la admiración que rezuman desde el primer capítulo hasta el último y que constituyen una suerte de complemento de otra obra de González, Lezama Lima: el ingenuo culpable, publicado por Letras Cubanas en 1989 y que un lector interesado no debería dejar de leer.

Ofreciéndonos una concepción del barroco americano en síntesis entre las definiciones carpentereana y lezamiana, se inicia el conjunto de ensayos que abarca también las imbricaciones que en la obra del Buda de Trocadero tuvieron pintura y poesía, la primera como génesis del sistema metafórico del poeta, según observa con detenimiento González, quien logra en este artículo una hipótesis absolutamente original. De igual modo se estudia en estas páginas al Lezama cuentista, puesto entre signos de interrogación, dadas las rupturas del escritor con las concepciones de este género y de todos, en general, mientras El poeta como un ente novelable nos acerca a las relaciones del autor de Enemigo Rumor con sus contemporáneos en vida, sin distingos generacionales y a través de los homenajes que se le rindieran con motivo de sus setenta cumpleaños.

Una mención especial merece, sin embargo, el artículo ensayístico que da título al libro por su capacidad de conmovernos y de alertarnos. En él Reynaldo González relata y reflexiona sobre los oscuros acontecimientos, personales y sociales, que contribuyeron a que este gran escritor cubano viviera momentos de gran desventura acosado por la soledad, la división familiar y el rechazo incomprensible hacia su persona y su obra hacia finales de los sesenta y principios de los setenta.

Sin embargo, resalta González, "maravilla que a pesar de tan agudos padecimientos y en medio de tan feroces circunstancias, su entereza de creador se sobrepusiera para dejarnos la obra que nos obsequió, incluida la esperanzadora búsqueda de la resurrección¼ ".

Y es que, como afirma el autor del libro, "a Lezama no le hicieron falta reivindicaciones que, desafortunadamente, no le llegarían en vida, él —asegura Reynaldo González— es dueño de un sitio privilegiado en la cultura cubana. Lo hizo suyo por derecho propio, sin pedir permiso".

Igual de esclarecido con respecto a las coyunturas que enfrentaron a Lezama con su tiempo es la conferencia Orígenes y un debate necesario. En él se ahonda en todo lo que significó la revista fundada por el poeta y lo que hubo de equivocado en ciertos ataques lanzados contra él desde el suplemento Lunes de Revolución en los tempranos sesenta.

El libro termina con un delicioso ensayito sobre las relaciones entre Lezama y ese otro gran escritor cubano que fue Virgilio Piñera. Ambos, distanciados durante un largo tiempo, rehicieron su amistad hacia el final de sus vidas llegando a construir ese "diálogo espinoso y deleitable" con el que Reynaldo González titula su última pieza.

Honestidad literaria, inteligencia para comprender un complicado mundo literario y filosófico y un lenguaje rico y lleno de sorpresas, sin pelos en la lengua, convierten a Lezama sin pedir permiso en uno de los volúmenes más atractivos y rigurosos publicados por la colección Ensayo de la Editorial Letras Cubanas en los últimos años.

Excelente cubierta debida al pincel de Ángel Ramírez (y no Marrero, lamentable errata que aparece en los créditos) así como la afortunada inclusión de obras pictóricas del patrimonio cubano y algunas fotos de Lezama Lima junto a otros autores mencionados, convierten este libro en un objeto preciado.

 

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