Parque Nacional Pico Cristal

Cuidar los recursos forestales y preservar la flora y la fauna

Froilán Parra Suárez

SIERRA DEL CRISTAL, Holguín.— Cuidar los recursos forestales de la explotación indiscriminada y preservar la flora y la fauna características de ese ecosistema constituye hoy la máxima prioridad de los trabajadores del Parque Nacional Pico Cristal situado en el macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa, y con una extensión de 18 537 hectáreas.

Gracias a la paciente labor de los trabajadores del Parque, la naturaleza recupera la belleza que siempre tuvo.

Figura entre las áreas protegidas de mayor importancia para nuestro archipiélago y se destaca por sus significativos valores de biodiversidad, hídricos e históricos. Debe su nombre a la mayor elevación del norte de la región oriental, que posee 1 246 metros sobre el nivel del mar.

La actividad del hombre, fundamentalmente la minería, dañó en buena medida el Parque, que se redujo a la tercera parte de su área inicial; no obstante, en el territorio actual se conservan los principales valores.

El Parque desarrolla actualmente cinco áreas de trabajo fundamentales en la parte que ocupa en el municipio Segundo Frente Oriental y en las zonas de Baconal, la Güira, El Majá y la Zoilita, para preservar al máximo el hábitat natural, impedir la tala de árboles y evitar incendios forestales, afirma Eliecer Guimará Salas, director del Parque.

Aquí se encuentra uno de los últimos refugios del Almiquí (Solenodon cubanus) mamífero insectívoro de hábitos nocturnos que se halla en peligro crítico, también existen otras especies amenazadas de extinción como el Chipojo Ceniciento, el Majá de Santa María, el Gavilán Colilargo, el Camao, la Cotorra, el Catey y la Jutía Andarás.

Existe una paciente labor de reforestación que, mediante un vivero, garantiza la siembra de especies como el caguairán, el pino cubensis, el ébano carbonero y el najesí.

El caguairán —explicó Guimará Salas— que desapareció con la industria carbonera que se instaló en la zona, se siembra directamente en bolsas en el vivero, con cobertizo, para garantizar la supervivencia y ya hay ejemplares sembrados en casi toda el área.

Lograr todo eso sería casi imposible sin la necesaria educación ambiental, labor que desarrollan con pasión. Tienen vinculados a los poblados vecinos, como Cabonico, Purio, Mayarí y Dos Caminos, a distintas actividades educativas sobre áreas protegidas, preservación de incendios, valores del Parque y cómo protegerlos.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir