Ante el peligro, Fidel acudió a la planta de Radio Rebelde, en
Santiago de Cuba, para impartir orientaciones a los distintos
mandos.
"El comandante Escalona, jefe militar de Pinar del Río, debe
actuar en consecuencia, de acuerdo con las instrucciones
precedentes."
Era la orden que durante varios meses habían esperado escuchar.
Las cuatro columnas guerrilleras, dispersas por la cordillera de
Guaniguanico, avanzaron simultáneamente hacia las ciudades y tomaron
los cuarteles, las estaciones de policía e instituciones
gubernamentales.
El último enclave de la dictadura en deponer las armas fue el
Regimiento número seis Rius Rivera. El 3 de enero toda la provincia
estaba bajo control del Ejército Rebelde.
Dos semanas más tarde, después de llegar a Vueltabajo al frente
de la Caravana de la Libertad, y ponerse al corriente de lo
acontecido durante la lucha y en las primeras jornadas de la
Revolución, Fidel pronunciaba aquel elogio inolvidable: "¡ni ustedes
mismos saben lo que han hecho!".
La tarea recayó en Dermidio Escalona, quien había combatido bajo
las órdenes directas de Fidel. A finales del mes de julio, a escasa
distancia del corazón de la dictadura, y a pesar de una correlación
de fuerzas completamente desproporcionada, nació el Frente de Pinar
del Río.
Era esta la culminación de múltiples esfuerzos por consolidar la
guerra en las montañas del occidente del país, entre los que se
recuerdan los alzamientos de Juan Palacios y Roberto Amarán, y las
guerrillas de San Luis, San Juan y Martínez, y Cabañas.
El propio comandante Escalona reconoció en una oportunidad que
"aquí no habría podido hacerse el Frente, si no hubiera existido un
fuerte y organizado movimiento y una provincia revolucionaria".
Los ataques a los cuarteles de San Andrés y Las Pozas, y la
emboscada a los carros patrulleros del SIM en Cabañas, cuentan entre
sus principales acciones.
Los partes militares de la tiranía refieren 11 combates y 31
encuentros con los rebeldes. Aseguran además haberles causado 91
bajas, aunque se sabe que alterar las cifras fue una de sus
prácticas habituales y una manera de pretender encubrir los crímenes
cometidos por los órganos represivos.
El Frente, no obstante, no se caracterizó por sostener grandes
combates, razón por la cual algunos han tratado de minimizar su
papel.
José María Sánchez, doctor en Ciencias Históricas, en cambio,
opina que sus dos principales objetivos —ampliar el escenario de la
guerra y obligar a la tiranía a repartir las fuerzas que hasta ese
momento concentraba en la Sierra Maestra— fueron cumplidos.
"Pinar del Río había estado remitiendo tropas sistemáticamente
para las montañas orientales; pero después de creado el Frente esto
no volvió a suceder. El estado mayor de Batista tuvo que trasladar
acá armamento, soldados y hasta aviones para tratar de frenar la
lucha guerrillera."
A finales de 1958 había más de 340 hombres sobre las armas,
repartidos en cuatro columnas que operaban a lo largo de toda la
cordillera pinareña. La comandancia radicaba en Seboruco, actual
municipio de La Palma.
"A diferencia de la Sierra, aquí no fue posible aplicar la
táctica de fortalecer primero la columna central y posteriormente ir
creando otras, dada la necesidad de adelantarse a grupos
seudorrevolucionarios como la Triple A, que poseían considerable
armamento y pretendían ocupar las montañas", explica Sánchez.
En esas circunstancias se prepararon las condiciones para recibir
la columna del comandante Camilo Cienfuegos, un hecho que no llegó a
concretarse debido a la caída de la dictadura.
Cuentan que "el Señor de la Vanguardia", hombre extremadamente
sencillo, expresó en una ocasión que se alegraba de no haber tenido
que llegar a Pinar del Río, para que el honor de arribar al
occidente de la Isla en una invasión le siguiera correspondiendo
únicamente a Maceo.
Aunque por méritos propios esta provincia donde la tiranía tenía
desplegados 32 soldados y 78 armas por cada guerrillero, le aseguran
al frente pinareño un lugar en la historia, la posibilidad de la
llegada de Camilo sigue incitando la imaginación de muchos, medio
siglo después.