El presidente boliviano, Evo
Morales, ratificó hoy aquí que el referendo revocatorio de mandato
del próximo 10 de agosto será decisivo para el actual proceso de
nacionalización que emprende su gobierno.
En una concentración popular en el municipio de Camiri, donde
entregó ambulancias y equipos de computación, el mandatario explicó
que la consulta permitirá al pueblo decidir con su voto si apuesta
por el cambio o retorna a la privatización y al neoliberalismo.
En ese sentido, llamó a los prefectos departamentales y la
oposición a no boicotear ese sondeo, convertido en Ley el pasado 12
de mayo luego de ser avalado por el Congreso Nacional.
Morales denunció planes desestabilizadores de partidos
tradicionales para impedir esos comicios, pero destinados al
fracaso, opinó.
Entre esas maniobras mencionó la promoción de un presunto fraude
electoral, la impugnación del padrón o el uso de una magistrada
suplente del Tribunal Constitucional que instó a detener el
referendo.
Según el jefe de Estado, a poco más de dos semanas de la
consulta, la oposición conspira también en el seno de las cortes
departamentales electorales para que se nieguen a administrar el
plebiscito.
La norma del referendo, recordó, establece que para mantener sus
puestos los dirigentes no pueden recibir una cifra de votos en
contra superior a los sufragios favorables obtenidos cuando fueron
elegidos el 18 de diciembre de 2005.
De esa forma, el mandato del presidente Evo Morales sólo
terminaría si sumara más de 53,7 por ciento de boletas contrarias.
Hablemos claro, remarcó Morales, en Bolivia están en debate dos
programas de gobierno y el referendo del 10 de agosto decidirá a
cual apostamos.
O seguimos con la recuperación de nuestros recursos naturales,
con importantes dividendos para programas sociales, o volvemos al
pasado de privatizaciones y desigualdades. Ahí está el debate,
aclaró.