Las elecciones para la renovación del Congreso federal, que se
celebran a lo largo y ancho del país paralelamente a las
presidenciales, resultarán, a juicio de la generalidad de los
observadores, en un incremento de la mayoría que actualmente ostenta
el Partido Demócrata desde el 2007.
El próximo 4 de noviembre serán elegidos la totalidad de los 435
miembros de la Cámara de representantes y 35 de los 100 ocupantes de
los escaños del Senado. Como las circunstancias favorecen a los
demócratas, es útil hacer un recuento de las posibilidades de
ganancias políticas que se les presentan.
Los comicios congresionales de noviembre son cruciales porque
determinarán si el Partido Demócrata conseguirá consolidar y ampliar
su mayoría legislativa de manera tal que, de salir victorioso Obama
le permita en el mandato presidencial imponer su agenda legislativa
frente a la oposición republicana. O que los demócratas puedan
montar un efectivo enfrentamiento a John McCain, de resultar este
electo presidente.
Pero también se enlaza con la elección presidencial, porque el
resultado de algunas contiendas por escaños en el Senado y la Cámara
de Representantes dependerá, en cierta importante medida, del
arrastre que tenga Obama entre algunos sectores de votantes (negros,
independientes, republicanos moderados) y, en el caso de la
confrontación entre Obama y McCain, de la capacidad de los
aspirantes demócratas de llevar votos para Obama en estados
considerados claves como Nuevo México, Colorado,Virginia, Michigan,
Pennsylvania, Minnesota, Missouri, North Carolina y New Hampshire,
entre otros. A la hora de depositar y contar los votos, estos
factores pueden resultar decisivos en la elección presidencial.
Actualmente los demócratas disfrutan de una mayoría de 236 contra
199 en la Cámara de Representantes. Los análisis de grupos
especializados indican que entre más de 40 y más de 70 escaños
pueden cambiar de manos. No se considera imposible que los
demócratas puedan capturar entre una y dos docenas de cargos de
representantes, y el presidente del Comité Nacional Senatorial
Republicano, el senador por Nevada, John Ensign, ha declarado que
"el mejor resultado (para los republicanos en el Senado) sería
perder tres escaños senatoriales" porque califica esta elección como
"la más dura desde Watergate".
El creciente deterioro de la situación económica del país,
signada entre otras cosas por los altos precios de la gasolina, la
crisis de las hipotecas de las viviendas, el aumento del desempleo y
del costo de los alimentos, junto al mantenido descontento con la
guerra en Iraq y Afganistán (a pesar de la reducción del número de
soldados norteamericanos muertos en Iraq, la relativa pacificación
del país y los cambios en la posición de la Administración sobre la
presencia militar norteamericana ) constituyen dos factores muy
negativos para los candidatos republicanos. El peso de otros temas
de importancia para los conservadores, como el aborto, el matrimonio
entre personas del mismo sexo o la reducción de impuestos, han
pasado a un segundo plano.
Además, desde las elecciones del 2006 los demócratas han
promovido a figuras conservadoras moderadas como sus candidatos en
regiones donde predomina el voto conservador, quitándole efectividad
a las banderas republicanas. A la conjunción de estos factores se
atribuye la victoria de los candidatos demócratas en las elecciones
extraordinarias celebradas en el segundo trimestre de este año para
elegir provisionalmente a representantes en tres distritos de los
estados de Illinois, Louisiana y Mississippi, que tradicionalmente
han estado en manos de republicanos conservadores.
El Comité Demócrata de Campaña Congresional ha contratado, en dos
momentos sucesivos, espacio por valor de 53 millones de dólares para
difundir propaganda electoral televisada durante septiembre y
octubre dirigida a influir la votación en 51 distritos
congresionales (ubicados en 30 diferentes estados), 35 en manos
republicanas (de ellos 17 donde el titular no aspira a la
reelección) y 16 en manos demócratas (donde en 14 el titular busca
reelegirse). No constituyen la totalidad de los cargos de
representantes en disputa, pero la selección hecha da una idea de
los lugares donde los demócratas van a concentrar sus esfuerzos.
Aproximadamente el 65% de los distritos están en estados
tradicionalmente "rojos" (republicanos) o "morados" (oscilantes).
Cabe señalar que de los cinco distritos de Florida donde se ha
priorizado la inversión, tres de ellos corresponden a los que están
en manos de los mafiosos anticubanos Ileana Ros-Lehtinen, Mario y
Lincoln Díaz-Balart.
En cuanto a los cargos de senadores, las mejores posibilidades
demócratas están en ampliar su mayoría para alcanzar un total de 56
o 57 senadores, lo que representaría ganar cinco o seis cargos en
estas elecciones. Las aspiraciones más prometedoras para lograr
estos resultados (y hasta de llegar a 60 cargos senatoriales) están
en un grupo de diez estados. La victoria presidencial en cualquiera
de ellos puede ser decisiva, sin necesariamente depender del
resultado en la contienda senatorial.
En la región sur hay cuatro estados donde se espera una fuerte
batalla por los cargos de senador. En Mississippi el ex gobernador
demócrata Ronnie Musgrove se enfrenta con buenas posibilidades de
éxito a Roger Wicker, quien fue nombrado este año para ocupar
temporalmente el cargo que dejara vacante el republicano Trent Lott.
En Louisiana, el aspirante republicano John Kennedy (no tiene
relación con el clan Kennedy), representa una fuerte amenaza a la
aspiración de reelección de la titular demócrata Mary Landrieu
(única titular demócrata que se considera "vulnerable"), a cuya
victoria puede contribuir la candidatura de Obama en un estado donde
se calcula que la tercera parte de la población es negra.
En North Carolina, donde la población negra se estima en un 20% y
es uno de los estados que Obama aspira a arrebatar a McCain, las
encuestas indican (aunque es un dato prematuro que pudiera cambiar)
que la demócrata Kay Kegan marcha al frente ante la titular
republicana, la experimentada y conocida veterana política,
Elizabeth Dole, que pudiera ser perjudicada por su estrecha
identificación con la política de George W. Bush.
En Virginia (otra base sureña que Obama quiere arrebatar a su
contrincante), el ex gobernador Mark Warner es favorito frente a su
opositor, el también ex gobernador Jim Gilmore, quien ganó la
primaria por solo 66 votos en un deslucido evento donde votaron
menos de 10 000 electores.
En la región de las Montañas, los colindantes estados de Colorado
y Nuevo México presentan una situación peculiar. Los escaños de
senador en juego en cada uno, están abiertos; es decir, sus
titulares no aspiran a reelegirse y dos primos hermanos,
representantes demócratas titulares, aspiran a ocupar dichos cargos.
Mark Udall se considera un favorito a alcanzar la victoria en
Colorado frente al también representante Bob Schaffer.
En Denver, Colorado, se celebrará la Convención Nacional
Demócrata y es un estado donde los votantes se han ido inclinando
hacia el Partido Demócrata en los últimos años. La campaña de Obama
considera que puede ganar el estado en las elecciones presidenciales
de este año. Mientras, en Nuevo México se valora que su primo, Tom
Udall tiene buenas posibilidades de derrotar al conservador Steve
Pearce. Los Udall forman parte de una familia bien reconocida en la
política norteamericana.
Originarios de Arizona (estado también vecino), el padre de Tom
fue secretario del Interior con Kennedy y con Johnson en los años
sesenta, y su tío Mo Udall fue un congresista que alcanzó celebridad
nacional. El propio Tom fue fiscal general de Nuevo México durante
ocho años en la década de los noventa, lo que lo acredita como una
persona con un buen currículum en lo que a la seguridad interna se
refiere. El gobernador del estado, Bill Richardson, es el hispano
que ocupa el más alto cargo electivo en Estados Unidos y, aunque
inicialmente aspiró a la nominación presidencial, desde temprano se
decidió por apoyar a Obama. Es otro estado que Obama aspira a
arrebatar a McCain.
En el Medio Oeste los demócratas también creen tener una buena
oportunidad de desplazar a un senador republicano, Norman Coleman.
Pero aunque el aspirante demócrata Al Franken se ha considerado en
un inicio con posibilidades de lograr la victoria, el camino se le
ha enyerbado en las recientes semanas por declaraciones públicas
consideradas peyorativas hacia la mujer y la divulgación de
materiales pornográficos que escribió años atrás. Además, Minnesota
será la sede de la Convención Nacional Republicana y la campaña de
McCain está concentrando sus esfuerzos en el estado para arrebatarlo
a los demócratas, a pesar de que ese estado tiene una larga
trayectoria demócrata y liberal.
Otros dos escaños republicanos de senadores están envueltos en
fuerte reto por parte de los demócratas en la región del Pacífico.
En Alaska, un estado con fuerte presencia republicana, el veterano
titular Ted Stevens, cuya reputación ha quedado afectada por
diferentes escándalos en los últimos años, enfrenta un fuerte
desafío del alcalde de Anchorage, el demócrata Mark Begich. En el
estado se esta presentando una situación inédita ya que aun siendo
un estado de larga tradición de voto presidencial republicano, en
algunas encuestas Obama aparece muy por encima de McCain en la
preferencia de los votantes. No obstante, la cuestión de la
perforación petrolera puede ser un tema decisivo en la votación
presidencial; en ese aspecto, McCain parece llevar la ventaja.
En cuanto a Oregon, el candidato demócrata Jeff Merkley,
presidente de la Cámara de Representantes del Estado, parece tener
buenas posibilidades de derrotar al titular republicano Gordon Smith.
A ello puede contribuir la amplia popularidad de Obama en el estado,
especialmente en las zonas urbanas más pobladas y el hecho de que el
aspirante independiente John Frohnmayer se haya retirado de la
contienda, ya que le hubiese restado votos a Merkley
Por último, en el estado de New Hampshire, en la región atlántica
de Nueva Inglaterra, los demócratas pudieran capturar el escaño del
titular republicano, John E. Sununu Jr. Su oponente, la ex
gobernadora Jeanne Shaheen goza de una ventaja amplia en las
encuestas, pero ya perdió frente a Sununu cuando ambos aspiraron al
cargo en el 2002. Sununu, un político conservador, no siempre ha
apoyado las iniciativas de Bush. Se ha opuesto, además, a las
restricciones de los viajes y al comercio con Cuba y es uno de los
dos republicanos que votaron contra el financiamiento para la mal
llamada TV Martí. McCain disputará fuertemente este estado a Obama.
El aspirante republicano goza de mucha simpatía en New Hampshire,
pero en la región hay una fuerte tradición de apoyo a los candidatos
demócratas. La participación de Hillary Clinton puede ser decisiva
en la suerte que correrá este estado.
A pesar del carácter local de las contiendas congresionales, la
confrontación está presente en todas las regiones del país, lo que
indica el desgaste de la filosofía conservadora predominante en
Estados Unidos desde que Richard Nixon fuese electo en 1968. Refleja
el descontento de la población en los años más recientes, por las
desastrosas políticas militaristas y favorecedoras de las grandes
empresas y del libre mercado aplicadas por las dos administraciones
de George W. Bush. Los resultados que se alcancen el 4 de noviembre
señalarán si en esta ocasión se impondrá de manera efectiva la
consigna de cambio que ha presidido hasta ahora el proceso electoral
en Estados Unidos, pero sobre lo cual ninguno de los dos candidatos
presidenciales ha asumido un compromiso real y concreto.
* El autor es especialista en Relaciones Internacionales y fue
jefe de la Sección de Intereses de Cuba en EE.UU. de septiembre de
1977 a abril de 1989.