Cada verano, entre debates de aficionados a la jardinería y
especialistas aparece la popularmente conocida Orquídea Negra en los
bosques del neotrópico y en áreas del Jardín Botánico Soroa, en el
nordeste de la provincia de Pinar del Río.
Así la denominó la tradición oral a través de múltiples
generaciones, a causa del predominio del púrpura intenso, en tanto
los científicos insisten en la diferencia de tenues matices y en
demostrar así la inexistencia del ejemplar de color ébano, también
llamado de otros modos comúnmente.
La discutida flor tiene sépalo y pétalos dispuestos hacia abajo
como las patas de una araña o los tentáculos de un pulpo, apelativos
por los cuales igualmente se le llama en los campos del país.
Su nombre científico Prosthechea Cochleata, proviene del griego
Kokhlías -concha-, en refencia a la forma de escudo del labelo o
pétalo mayor, que realmente es el coloreado en su totalidad de
púrpura y está dispuesto hacia arriba a manera de cucharilla.
Forma parte de la flora nacional, mientras se reporta en los
municipios pinareños de Candelaria y Bahía Honda, en las montañas de
Santiago de Cuba, así como en el resto de Las Antillas, la Península
de La Florida, México, América Central y en zonas tropicales de
América del Sur.
Por el inusual color entre sus similares es prioridad entre las
orquídeas cubanas acogidas en el Jardín Soroa, meca del país de esas
flores, a fin de garantizar su preservación y contrarrestar el
despojo de que han sido objeto por su belleza.
A escala mundial esta familia de plantas florecidas se considera
la mayor del reino vegetal, con más de 25 mil especies diferentes,
todas de la misma estructura uniforme básica, capaz de distinguirlas
del resto de la vegetación, aún cuando existe en ella variedad de
formas, tamaños, aromas, tonalidades y condiciones de cultivos