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La faja de la discordia
Tras recuperar hace un año el mayor reservorio de crudo pesado
del planeta, el Gobierno venezolano cambia las reglas del juego en
la faja petrolífera del Orinoco
JUAN ANTONIO BORREGO y CALIXTO N. LLANES (foto),
enviados especiales
ANZOÁTEGUI, Venezuela.— Para secuestrar las formidables riquezas
petroleras del oriente de Venezuela, las compañías norteamericanas
con la complicidad de la directiva de la vieja PDVSA y los gobiernos
de la llamada Cuarta República echaron a rodar y hasta fundamentaron
el rumor de que los yacimientos de crudo pesado y extrapesado de la
faja del Orinoco, hoy reconocidos como la mayor reserva mundial, no
presentaban interés comercial alguno para su explotación como
hidrocarburo.
El
Centro Operativo de Petro Monagas entrega como promedio diario unos
113 000 barriles de crudo.
De tal suerte, en las últimas dos décadas del siglo pasado y
todavía en los comienzos del XXI se cultivó "la creencia" de que la
faja no contenía petróleo, como se había sospechado hasta entonces,
sino Bitumen, un producto que se promocionaba como combustible
industrial diseñado para plantas de generación de electricidad,
fábricas de cemento, de fertilizantes y complejos químicos, el cual
podía ser sustituto del carbón y del aceite pesado o fuel oil.
La falacia cobró tal fuerza que hacia 1988 fue creada la filial
de PDVSA Bitúmenes Orinoco, S.A. (BITOR), dedicada a producir y
comercializar la marca registrada como Orimulsión, con una
contribución fiscal tan baja que en más de una oportunidad el
presidente Hugo Chávez ha denunciado que en esencia representaba
concesiones más ventajosas para las transnacionales petroleras que
las otorgadas incluso por el régimen entreguista de Juan Vicente
Gómez a inicios del siglo pasado.
PETRÓLEO A PRECIO DE GALLINA FLACA
El ingeniero José Primera, que ha mirado muy de cerca este
capítulo de la historia venezolana, apela a una frase que parece
extraída de la enciclopedia llanera para definirlo: "Estábamos
vendiendo el petróleo a precio de gallina flaca", dice.
Designado como gerente del Centro Operativo Petro Monagas, pieza
clave de la antigua Cerro Negro, que hasta hace un año administraba
la gigante Exxon Mobile, el ingeniero Primera asegura que "como
parte del engaño muchos de los políticos de la Cuarta República
llegaron a decir incluso que las empresas transnacionales más bien
nos estaban haciendo un favor al llevarse ese crudo de la faja".
Tal práctica fue recurrente gracias a la famosa "apertura
petrolera" de los años noventa, una fórmula neoliberal en virtud de
la cual importantes actividades de la industria de los hidrocarburos
en el país, que desde la nacionalización habían permanecido
reservadas al Estado, fueron transferidas al sector privado,
fundamentalmente transnacional.
Disfrazadas como convenios operativos o asociaciones a riesgo,
las nuevas concesiones garantizaron la reprivatización de la
industria del hidrocarburo con el consiguiente traslado de jugosas
ganancias al exterior y sirvieron en la práctica para ceder la
soberanía jurídica del país, al establecer que cualquier diferencia
sería resuelta en tribunales internacionales, como recientemente
ocurrió con el litigio Exxon Mobile-PDVSA.
"Esto era como un estado dentro de otro", refiere Carlos Díaz, un
zuliano que se desempeña como supervisor auxiliar en Petro Monagas y
que durante varios años trabajó para Exxon Mobile en la zona de
Morichal, al norte del río Orinoco.
LA FAJA ES DE VENEZUELA
"A partir de ahora ni un cigarrito más que están caminando sobre
petróleo", advierte el custodio a los reporteros.
A poco más de un año de la entrada en vigor del Decreto 5 200
sobre la nacionalización de la faja petrolífera del Orinoco, una de
las más importantes medidas económicas de la Revolución bolivariana,
en el Centro Operativo Petro Monagas, de la antigua Cerro Negro, hay
una historia diferente que contar.
"Nuestro crudo es como una mayonesa", ilustra Roderick Rosas,
técnico de optimización de pozos, quien explica que ello obliga a
aligerar la materia prima con nafta para facilitar su transportación
tanto desde los pozos hasta el Centro Operativo, como desde este
último hasta su embarcadero en Barcelona.
"Aquí encontramos una producción que estaba en el orden de los 96
000 barriles por día —aclara el ingeniero Primera— y actualmente con
nuestro esfuerzo y nuestra tecnología hemos logrado llevar las
operaciones a unos 113 000 barriles de producción de crudo diluido a
16 grados y queremos llegar a los 120 000 en el 2009".
Y lo principal, como se advierte en un cartel gigante con la
imagen del presidente Hugo Chávez: La faja es de Venezuela. |