CARACAS.— Esta mañana he llamado a un entrañable amigo que
despierta en la lejana altura de La Paz, Bolivia. Quería felicitarlo
por su aporte a una humana misión que se ha multiplicado en América
Latina: el quinto aniversario del inicio de la Campaña de
Alfabetización Yo sí puedo, que con un singular método de
enseñanza cubano, permitió aprender a leer y a escribir a un millón
y medio de venezolanos.
Cuando se hizo ese feliz anuncio, Javier Labrada y un contingente
de jóvenes y educadores venezolanos y cubanos, viajaron de Venezuela
a Bolivia. Por allá han continuado la emancipación de hombres y
mujeres muy humildes, que nunca vieron danzar un lápiz entre sus
dedos. Son ellos una suerte de reencarnación de los sueños
internacionalistas del Che Guevara, que cuatro décadas atrás libró
en el altiplano su propio combate contra los mercaderes de la
ignorancia.
Hoy, a propósito del tema, he recordado con Javier aquella
premonitoria carta de Fidel a Chávez, fechada en La Habana el 1 de
julio del 2003: "Te felicito de modo especialísimo un día como hoy
por la inmensa sabiduría y el coraje de iniciar la batalla por sacar
de las tinieblas a millones de ciudadanos analfabetos y
semianalfabetos... Tu esfuerzo y sus resultados impactarán al
hemisferio y al mundo. Muchos otros países imitarán el ejemplo de
Venezuela. Será el mayor favor que tú y la Patria de Bolívar podrán
aportar al mundo".
Han transcurrido cinco años y el ejemplo venezolano se ha
expandido por el continente. Millones de seres humanos esperan
silenciosos por demostrar que ellos también esperan y pueden. Para
ello se necesita del interés y de la voluntad política de líderes
como Fidel, Chávez y Evo, que hicieron suya la estrategia martiana
de hacer más libres a sus pueblos a través de la cultura y de la
educación.
Todos los días, quizá hoy más que nunca, cobra mayor vigencia
aquella advertencia de Bolívar: "Por la ignorancia nos han dominado
más que por la fuerza". Ahí tenemos a la vista el ejemplo de una
Bolivia que ahora mismo pulsa entre Libertad plena o seguir dominada
por una oligarquía fascista, que odia al indio y bendice al capital.
Y en su afán por mantener el control del país y salir de Evo, acuden
a los métodos más burdos del imperialismo: la división, el
secesionismo, la compra de almas y la utilización de la ignorancia
ajena, como vía para confundir y burlarse de los hambreados de
siempre.
Lo que acaba de suceder con la elección departamental en
Chuquisaca es algo más que doloroso e indignante. Una mujer
campesina, india, de origen quechua, nacida en la pobre comunidad de
Ichu Pampa, acaba de ser elegida gobernadora, pero postulada por la
Alianza Comité Interinstitucional (ACI), que conforman los partidos
opositores a Evo Morales. En resumen, los terratenientes y
empresarios invirtieron y se lo jugaron todo en una candidata con
rostro indígena y vestida con pollera tradicional, con un envolvente
discurso pro-campesino y un guión concebido para autentificar la
traición.
Pero hay algo que los medios han omitido en sus recientes
alabanzas a la recién elegida gobernadora Sabina Cuéllar. La mayoría
se regodea en resaltar que la disidente del MAS, partido que llevó a
la presidencia a Evo Morales, pasó de ser una pobre vendedora de
ropa usada a "representante" de una oposición, que ahora marcha
desbocada rumbo al ilegal referendo de autonomía para Chuquisaca.
Han olvidado decir que Sabina Cuéllar acaba de recibir, junto a
otros 566 000 bolivianos, su título de alfabetizada por la misión
Yo sí puedo. Ella, aprendió a leer y a escribir gracias a la
campaña de alfabetización que hoy es uno de los tantos desvelos del
presidente Evo Morales.
Los editores se han cuidado mucho de dar a conocer esta verdad.
Porque eso desnuda demasiado la traición de Sabina. La traición a
los miles de compatriotas indígenas que la eligieron como
constituyente del MAS, poco antes de que ella fuera prisionera de la
trampa opositora que la puso del lado de la oligarquía: retirar su
apoyo a Evo Morales y su causa revolucionaria, luego de que la
Asamblea Constituyente, con mayoría del MAS, se negara a otorgarle a
la ciudad de Chuquisaca la condición de capital plena del país.
Pero los pueblos siguen siendo sabios. En un foro de discusión de
Internet, auspiciado por la iniciativa del colega Omar Quiroga he
encontrado esta reflexión de un patriota boliviano: "La pobre
‘prefecta’ va a ser un títere de los demás prefectos opositores.
Seguro que esos ‘ciudadanos demócratas’ van a continuar con su
‘trabajo’ de autonomía, pero lo más seguro es que estos ‘héroes de
la igualdad’ van a tener que planear dos reuniones. Una reunión sin
‘la india’ y otra en la cual van a tratar a la ‘prefecta’ de
‘señora/dama’, y a declamar la unión multiétnica en la Media Luna".
En Bolivia, como en la Venezuela bolivariana, las misiones
educativas continuarán propiciando el acceso de los pobres al
conocimiento. Ese hecho, sin duda, le dará la oportunidad a Sabina
Cuéllar de continuar estudiando y de entender una sabia frase de su
compatriota indio Evo Morales: "Peor que la traición es la soledad".