El mensaje de Picasso fue multiplicado desde todos los rincones
del planeta. A Washington llegaron miles de cartas pidiendo respeto
para las vidas de Julius y Ethel, acusados injustamente de vender, a
la entonces Unión Soviética, secretos de la bomba atómica.
Delante de la Casa Blanca el pueblo estadounidense participó en
las vigilias de clemencia por los Rosenberg. Desde el Vaticano llegó
una apelación al presidente Eisenhower. La Cruz Roja polaca extendió
una oferta especial de asilo.
Todos los esfuerzos fueron infructuosos. En la noche del viernes
19 de junio de 1953, en la sala de ejecución del penal de Sing Sing,
el FBI mantuvo abierta una línea telefónica a Washington con la
pretensión de que el matrimonio prefiriera confesar actividades de
espionaje a ser ejecutados. La silla eléctrica segó la existencia de
Julius y Ethel, quienes escogieron mantener su inocencia antes que
salvar sus vidas.
Las últimas palabras de Ethel fueron: "No estoy sola, y muero con
honor y dignidad, sabiendo que mi esposo y yo seremos reivindicados
por la historia".
Sus dos pequeños hijos, de 6 y 9 años, fueron blancos del odio
trazado por la política maccarthista al ser amenazados y expulsados
de sus escuelas. Hoy ambos luchan contra la pena de muerte y por los
derechos humanos.
Los esposos Rosenberg eran inocentes. Documentos secretos de la
CIA, conocidos posteriormente, revelaron como Julius y Ethel habían
sido víctimas inocentes de un plan diabólico tejido por la Agencia
Central de Inteligencia de los Estados Unidos.
La carta que a continuación se reproduce es una muestra del
intercambio epistolar entre los esposos a partir de su arresto, en
el verano de 1950, hasta junio de 1953.
31 de mayo de 1953
Ethel querida,
¿Qué le escribe uno a su amada cuando se enfrenta a la siniestra
realidad de que se ordenó quitarles la vida en dieciocho días, en el
14º. Aniversario de sus bodas? La proximidad de la hora más negra de
nuestras penas y el grave peligro que nos amenaza exigen todo el
esfuerzo de nuestra parte para evitar la histeria y el falso
heroísmo, para mantener una visión sobria y serena de nuestros más
cruciales problemas [¼ ]
Queridísima, una y otra vez he tratado de analizar de la manera
más objetiva posible las respuestas a la posición del Gobierno en
nuestro caso. Todo apunta solo hacia una respuesta: que los deseos
de ciertos dementes son obedecidos para utilizar este caso como un
garrote coercitivo contra todos los disidentes. Sin embargo, aún
tengo fe en que los elementos más responsables de la administración
permitan que se imponga la cordura y salven nuestras vidas. Me
parece que en este momento todavía es una cuestión de suerte, y por
lo tanto debemos procurar que se haga el máximo en nuestro favor [¼
]
Cariño, sé que nuestros hijos y nuestras familias sufren
muchísimo en estos momentos y es natural que estemos preocupados por
su bienestar. Sin embargo, creo que debemos concentrar nuestra
fuerza en nosotros mismos. En primer lugar, tenemos que estar
seguros de que resistiremos esa terrible presión; y, en segundo
lugar, debemos tratar de contribuir de alguna manera a la lucha.
Según mi modo de ver el problema esta es la manera en que podemos
cuidar los mejores intereses de nuestros hijos [¼
]
Todo el amor que hay en mí es tuyo.
Julie