Detrás de la noticia

Deisy Francis Mexidor
Francis_mexidor@granma.cip.cu

Brent Cranfield trabaja desde su casa una vez a la semana. Se ahorra así la gasolina que consume en el trayecto de casi 50 kilómetros de ida y vuelta desde su hogar a la oficina en Marietta, estado norteamericano de Georgia.

Al parecer el aumento de los precios en el combustible podría desatar consecuencias inimaginables. Ahora, al menos, no pocas firmas en Estados Unidos valoran la posibilidad de establecer la semana laboral de cuatro días con turnos de diez horas o, como hace Brent Cranfield, que el trabajo se haga en casa. No pueden continuar asumiendo los costos del traslado de sus empleados.

Dicen que la tendencia comenzó a marcar pautas después de la tragedia del Katrina, en el 2005. A partir de entonces los costos del combustible comenzaron su escalada alcista hasta hoy, donde a la par del aumento de las cotizaciones del petróleo en el mercado mundial, se reportan a diario que se rompen récords en las gasolineras.

¡Pobre la economía familiar!, sostiene Chuck Wilsker, de la Telework Coalition, que calcula en cerca de 26 millones las personas que ejercen desde donde residen debido a un panorama que no deja de ser sombrío. La crisis es latente. Soluciones, soluciones, hay que hacer algo, claman muchos. De momento, ¡Uf!, ¿un respiro para los bolsillos?, se preguntan los más afectados. Para los dueños el temor apunta a que la producción de sus empleados merme.

 

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