La
Industria Alimenticia cubana desarrolla hoy un amplio proceso
inversionista que modernizará e incrementará, mediante nuevas
construcciones, la capacidad productiva en muchas de sus plantas.
El programa en ejecución, iniciado en el 2006, elevará en
cantidad, variedad y calidad, renglones distribuidos por la vía del
mercado interno.
La sustitución gradual de importaciones y que cada fábrica
utilice al máximo su potencial, son objetivos de este sector no
exento de las dificultades que ha padecido el país tras el derrumbe
de la URSS, la desintegración del campo socialista y el
recrudecimiento del criminal bloqueo impuesto por el gobierno de los
Estados Unidos.
La información se conoció ayer en el intercambio que sostuvieron
Alejandro Roca, ministro de la Industria Alimenticia y otros
dirigentes del organismo con los integrantes de la Comisión
agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Las obras incluyen la segunda etapa del programa de yogurt de
soya para llegar hasta 1,5 millones de litros diarios, ampliar las
capacidades productivas de fideos, el montaje de 250 silos
climatizados para almacenar cereales y granos, y la instalación de
máquinas para producir harinas integrales de trigo y maíz en todas
las provincias.
Las cinco líneas para pastas largas y cortas (hará posible
distribuirlas totalmente envasadas), la planta de procesar cacao de
Cienfuegos y los 1 120 grupos electrógenos que protegerán las
instalaciones seleccionadas ante cualquier contingencia, también se
cuentan entre las inversiones, unas terminadas y otras en proceso.
Ante la inquietud de los diputados, el Ministro explicó lo que se
hace para incrementar las capacidades de procesamiento de la carne
de cerdo en pie y la ampliación de los niveles de congelación en
frigoríficos. Esto, apuntó, permitirá enfrentar los crecimientos en
respuesta a las medidas económicas que estimulan esa crianza.
La producción de leche y lo que gira en torno a ella motivó
preguntas y opiniones de los diputados. Así conocieron las bases que
se crean para garantizar el éxito, la consolidación y la ampliación
de la conocida distribución directa a las bodegas.
Ahora, apuntó el Ministro, el pago de la leche a los productores
se hace por factura libre de cualquier traba burocrática. O sea, el
que vende, cobra directamente. Precisó que en temas complejos como
este, no todo es perfecto; quedan cosas por solucionar en la entrega
de determinados insumos —las cántaras (vasijas) son insuficientes—,
pero sabemos donde están los problemas y se avanza.
El titular de la Industria Alimenticia se refirió a los planes, a
corto y mediano plazos, sobre los refrescos (en sus diferentes tipos
de envases), la cerveza, las conservas de frutas, los helados y la
batalla que se libra por la calidad. En el helado opinó que la
solución para territorios muy apartados, está en pequeñas fábricas
locales.
Acerca de la cosecha del tomate, se dijo que la industria estaba
acondicionada para procesar unas 30 000 toneladas y que, en
realidad, recibió este año unas 22 500.
Aunque su flota de 255 camiones mejora y se remotoriza, el
organismo no dispone de suficientes equipos para llegar a cada
productor. Por eso es imprescindible, especialmente en momentos
"pico" apelar a medios alternativos.