La música arma sofisticada del Quinteto Rebelde
ENRIQUE MILANÉS LEÓN
Fundado en un sitio y una época en los cuales las balas silbaban
más alto que los acordes, el Quinteto Rebelde cumplió 50 años este 14
de mayo con un vigor admirable pero no asombroso: aquellos guajiritos
que estimulados por Fidel dejaron de amenizar las noches campesinas
para dar aliento a los "guateques" bélicos por la Patria, en plena
Sierra Maestra, se ven y escuchan en la plenitud contagiada por su
perenne uniforme verde olivo.
Quinteto
Rebelde.
Son de la loma y honran en llano. Llegaron hace unos días a
Camagüey invitados por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos,
donde varios organismos los reconocieron como protagonistas de un
importante capítulo en la canción de gesta de la Revolución.
Eugenio Medina Muñoz y sus hermanos Alejandro y Alcibíades, junto
con Damián Medina Antolín y los hermanos Alcides y Rubén La O Zamora,
integran el quizás único quinteto de seis miembros. Eugenio, actual
director, aclara en seguida: "Un día, Celia nos dijo: ‘Pueden tener la
cantidad de músicos que quieran, pero nunca pueden cambiarse el
nombre, porque en Cuba y en el mundo ustedes son el Quinteto
Rebelde"’.
La
música del quinteto se distribuye en varios países. Esta es la portada
de un disco que circuló en el País Vasco.
Esa rebeldía musical —practicada además por el director fundador
Osvaldo Medina Parra, ya fallecido, y Gerardo Medina Muñoz, quien se
trasladó a la capital—, les llevó a un hondo diálogo con combatientes
camagüeyanos y a participar el último domingo en una caminata y acto
en el sitio donde cayó Ignacio Agramonte en los potreros de Jimaguayú
el 11 de mayo de 1873.
En su música no manda la moda sino la Patria. El Quinteto viste el
verde olivo hasta en sus maracas, y las guarachas y montunos le salen
encrespados, aptos para subir lomas y sumar hombres. Cincuenta mayos
después, el inspirador de la agrupación es el mismo, un "mecenas"
acostumbrado a premiar con dignidad, no con monedas.
Dice el lomerío que cuando Osvaldo Medina pedía al Comandante en
Jefe un fusil para combatir a Batista de frente, Fidel le respondía
invariablemente: "Les voy a dar un arma ideológica". Y todavía al
final de la guerra, el músico le reclamaba que no le había dado el
arma, con toda seguridad muy sofisticada.
De aquella guerra y esta paz son las canciones Eso que tiene
Fidel, Cuando llegue la ofensiva, Respeto a Che Guevara, Cuando la
Revolución de julio y Sueño rebelde, entre otras que
desmoralizaban al ejército batistiano y animaban —como lo hacen
todavía— a las fuerzas revolucionarias.
Eugenio recuerda cómo en la batalla del Jigüe no dejaron dormir al
ejército de la dictadura: a musicazo limpio ayudaron a los barbudos a
combatir por varias jornadas.
¿Músicos o combatientes?
"Las dos cosas —responde el hombre con sonrisa campechana y par de
dedos rebeldes en signo de victoria—; tenemos al mismo tiempo las
medallas de combatientes y las atenciones por la dirección de
Cultura."
Dados a la cercanía de las cuerdas con las balas, estos cubanos
residentes en El Caney de las Mercedes fueron internacionalistas de
arte y pelea, indistintamente, en plazas y trincheras de Angola,
Etiopía y Nicaragua.
¿Y el arma ideológica, por fin se las dieron?
"Al triunfo de la Revolución empezamos a estudiar, y aún lo
hacemos, pero hasta el 59 éramos analfabetos. No creíamos posible
vencer al enemigo con instrumentos musicales. Pensábamos que el arma
ideológica era un fusil con un peine de esta o aquella forma. Mientras
no estudiamos no supimos que esa arma la llevábamos nosotros. Y
todavía la traemos encima."
Canciones sobre la realidad de la lucha armada
Un campesino que vivía en La Plata, muy cerca de donde se
estableció la Comandancia, llamado Osvaldo Medina, tenía un quinteto,
integrado por sus hijos y otro familiar.
Era un grupo musical que tocaba en las fiestas de los vecinos de
los alrededores y que Fidel había escuchado con anterioridad. Por eso,
cuando la emisora está en La Plata y se aproxima el inicio de la
ofensiva del enemigo, el Comandante en Jefe le propone al viejo Medina
que empiecen a transmitir con el quinteto por Radio Rebelde. Medina
está de acuerdo con el planteamiento, y entonces Fidel dice que hace
falta componer canciones que reflejen la realidad de la lucha armada.
El compañero Santiago Armada, Chago, y yo, que estamos presentes
cuando nuestro Jefe dice eso, sin intercambiar palabra, nos alejamos y
escribimos una letra cada uno parodiando canciones populares de la
época, y se las llevamos a Fidel, quien manda a que las monte el
Quinteto Rebelde, nombre con el que en lo adelante se identificó la
agrupación.
La canción de Chago se basaba en un número que cantaban los cómicos
Pototo y Filomeno. A partir de ese día seguimos haciendo canciones
para el quinteto, las que escuchaba Fidel y se incorporaban a la
programación musical de la emisora.
(Testimonio de Riardo Martínez Víctores, uno de los fundadores de
Radio Rebelde)
Medio siglo con el arte en alto
BARTOLOMÉ MASÓ, Granma.—Vecinos de este poblado oriental celebraron
este miércoles los 50 años del Quinteto Rebelde, creado en el fragor
de la guerra en la Sierra Maestra, para combatir con música por la
libertad de Cuba.
En ceremonia política y cultural efectuada en el museo histórico
del municipio de Bartolomé Masó, conmemoraron el debut del grupo, hace
medio siglo, en la emisora insurgente Radio Rebelde, donde actuaron
durante la última ofensiva enemiga en el lomerío más alto de la Isla.
Lourdes Carbonell, directora del Centro Provincial de Patrimonio
Cultural, dijo que el Quinteto es símbolo de la cultura popular, y la
fuerza de su arte, que, comprometido con las causas justas y
revolucionarias, lo inscribe en la memoria histórica del país.
En el agasajo, los actuales miembros del Quinteto Rebelde
recibieron el certificado que los acredita como Patrimonio Vivo, y la
condición de Hijos Ilustres del municipio, e interpretaron su famosa
pieza Hay que cuidar a Fidel.
La víspera, los legendarios músicos recorrieron centros laborales y
escolares del territorio, donde intercambiaron con trabajadores y
estudiantes sobre pasajes de su historia, y en la noche fueron
homenajeados con una gala cultural a cargo de artistas de la comarca.
Organizado en mayo de 1958, el colectivo actuó en medio de las
batallas memorables de Santo Domingo y El Jigüe, con el objetivo de
desmoralizar al enemigo; hechos que demostraron la importancia del
arte como arma ideológica y de lucha. (AIN) |