Muchos, variados, y de vital importancia serán los temas que del
1ro. al 4 de abril abordaremos los 414 delegados al VII Congreso de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba, pero todos convergerán en el
aporte de nuevas energías a la organización, revitalizándola y
rescatando sus funciones esenciales y su objeto social que no ha sido
otro que el de promover la cultura cubana frente al burocratismo, el
inmovilismo, el gremialismo, la demagogia y el oportunismo.
Está en nuestras manos convertir a la UNEAC en espejo cóncavo de la
riqueza cultural y artística de nuestro país, de la función creativa
de sus miembros mediante un diálogo permanente a través de
conferencias, talleres y seminarios donde se haga evidente el espíritu
crítico y de debate de nuestra intelectualidad y nuestros artistas. No
podemos quedarnos rezagados de la discusión abierta que hoy tiene
lugar en toda la Isla. Cada uno de los miembros de nuestra
organización debe ser una personalidad actuante en el diario quehacer
de la cultura o en su lugar alguien cuya obra haya trascendido en el
tiempo y sea un ícono de ella.
Rigor y más rigor debemos exigirnos todos, compromiso y más
compromiso con el destino de Cuba y de la Revolución, pero un
compromiso combativo que aporte nuevas esencias.
Bajo esos principios emprendimos en abril del 2007 las tareas
derivadas del proceso previo al evento, cuando se hizo público el
Llamamiento al VII Congreso y quedó constituida la Comisión
Organizadora, presidida por el destacado y respetado actor Sergio
Corrieri, de cuya pérdida no nos recuperamos y al que siempre
rendiremos el más entrañable tributo.
En aquel documento se reconocía, sin triunfalismo, cómo "gracias a
la voluntad de la dirección del país y al trabajo de escritores,
artistas y promotores, se ha ido restaurando el tejido cultural de la
nación", pero también de manera autocrítica nos planteábamos la
necesidad "más urgente que nunca, de luchar contra todas las
expresiones de colonialismo cultural presentes entre nosotros y contra
la persistencia de fenómenos sociales ajenos a nuestros valores y
contrarios al proyecto socialista", y nos proponíamos "convertir la
auténtica cultura en parte esencial de la vida cotidiana del pueblo".
Para corresponder a esas exigencias, estamos en la obligación de
afianzar el papel de la UNEAC como organización realmente
representativa de la vanguardia intelectual de la nación y situar a
cada una de nuestras instancias de creación, investigación y debate en
las coordenadas de los más acuciantes problemas de nuestra
contemporaneidad.
Más allá de las sesiones del Congreso, la UNEAC tendrá que
proyectarse bajo una dinámica muy viva. Tenemos que lograr que las
comisiones de trabajo que han venido funcionando se constituyan en
espacios permanentes para el análisis, la reflexión y la propuesta de
soluciones. Ciertamente nos toca ser la contrapartida de muchas
instituciones pero nuestros puntos de vista deben ser sólidos y con
fundamentos convincentes. La crítica por la crítica no es útil, no es
de revolucionarios, solo la crítica objetiva nos llevará a la
veracidad y a la solución de los problemas.
No somos un sindicato ni un organismo ejecutivo del Estado, pero
nuestro deber es aportar al sindicato y a los organismos del Estado
nuestros puntos de vista y nuestras inquietudes para sus posibles
soluciones.
Tenemos confianza en nuestra Revolución y eso nos define. Por ello
no albergamos duda alguna de que el VII Congreso será una reafirmación
de los valores del socialismo.
(º) Declaraciones a Granma del poeta, narrador y etnólogo,
Presidente de la Comisión Organizadora del VII Congreso de la UNEAC.