Mientras el portavoz del Departamento de Estado norteamericano,
Sean McCormack, reconoció hoy que existen bajas en las tropas
desplegadas en Iraq debido a los reiterados ataques con cohetes de
los últimos cuatro días, el presidente George W. Bush hablaba de los
"avances en la seguridad y estabilidad" de ese país.
Los bombardeos del jueves contra la Zona Verde y otras
instalaciones militares estadounidenses dieron continuidad a los del
miércoles, cuando tres estadounidenses resultaron heridos en esa
área superfortificada.
También hoy se reportó que cinco obuses golpearon dos puestos
conjuntos del ejército norteamericano y del iraquí, y otra explosión
al paso de una patrulla estadounidense en el este de Bagdad, dejó
tres soldados heridos.
La agencia británica Reuters informó que una columna gigante de
humo negro era visible cerca de la sede de la embajada de Estados
Unidos en la llamada Zona Verde de Bagdad luego de un ataque con
mortero.
En tanto, AFP informó desde Basora, que los combates entre las
tropas iraquíes y los milicianos chiitas alcanzaron este jueves de
madrugada la ciudad de Kut y proseguían en esta urbe en la que fue
saboteado un oleoducto.
Varias horas de combates en Kut (a 170 km al sureste de Bagdad)
causaron al menos 44 muertos entre los milicianos y las fuerzas de
seguridad, según el jefe de la policía de esta ciudad chiita,
general Abdul Hanin Al Amara.
Con ellos asciende a 105 el balance parcial de las víctimas
mortales desde el estallido de estos enfrentamientos el martes.
Al mismo tiempo, grupos de seguidores del clérigo radical chiita
Moqtada Sadr, al mando de la poderosa milicia del Ejército del Mahdi,
se manifestaban en Bagdad para exigir la dimisión del primer
ministro iraquí, Nuri Al Maliki.