Sin embargo, ha logrado inculcarles a sus electores de la
circunscripción 11 del Poder Popular, en ese municipio del litoral
granmense, la máxima de que el futuro del hombre depende de que le
demos un futuro a la naturaleza.
Su influencia en ese sentido comenzó tres décadas atrás, cuando fue
elegido por primera vez delegado de la demarcación, responsabilidad en
la cual aún se desempeña.
A este barrio —recuerda— todos lo conocían como el Callejón de los
Perros, entre otras razones por su zanja putrefacta, no había agua,
escaseaban los árboles por el suelo lajoso, siempre estaba muy sucio y
albergábamos al vertedero municipal.
El cambio partió de un proyecto de urbanización para el cual el
Gobierno local asignó los recursos materiales, agrega, pero las
labores constructivas las hicieron íntegramente los vecinos, desde el
primero hasta el último tramo de acera.
Parque
comunitario Rosa Elena Simeón.
Y prosigue: Ese fue el escalón inicial, luego hicimos jardines
excavando en la laja y echando tierra con fertilizante, a esa
siguieron otras acciones con participación desde los más viejos hasta
los más pequeños, hasta lograr en el barrio una cultura medioambiental
fuerte.
La circunscripción de Guillén está enclavada en la comunidad
semiurbana Marcial Jiménez, y se convirtió en el 2007 en la primera de
Cuba en lograr el Premio Nacional de Medio Ambiente.
En el camino a tal reconocimiento fue imprescindible el apoyo de
Elio Suárez, especialista de esa actividad en el Poder Popular
municipal y a quien le tocó enseñar cómo es posible llevar al hogar la
gestión ambiental mediante el ahorro de energía, mejoramiento de la
calidad del agua, control de la generación de residuos y el reciclaje
de estos previa clasificación, entre otras acciones.
Los vecinos, por su parte, se integraron en 16 comisiones de
trabajo, una para cada objetivo planteado y otros como la eliminación
de salideros con recursos propios, la reforestación, saneamiento
urbano, el cuidado de la fauna y la flora...
Ese quehacer colectivo pudo superar en resultados las experiencias
de otras comunidades porque partió de asumir con profundidad la
dinámica de la interrelación individuo-medio, y ver la calidad de vida
como concepto multidisciplinario que expresa un vínculo ineludible
entre la salud humana y la necesidad de una educación ambiental con
proyección social y comunitaria, y entre esta última y las condiciones
de vida a alcanzar por cada persona.
Las
calles sobresalen por su limpieza.
Por eso —justifica Dulce María Figueredo, presidenta del Consejo
Popular Campechuela 1—, en el barrio también acciona una comisión para
atender a los de la tercera edad y los casos sociales y ayudarlos a
resolver sus problemas. Ejemplo de ello es la brigada de vecinos
constructores que se encarga voluntariamente de construir cisternas
(400 terminadas), levantar las casas (utilizan mucho la técnica del
mampuesto) o poner los techos cuando a los más necesitados les son
asignados los materiales.
"Aquí —agregó— nadie quema la basura, los niños no cazan los
pajaritos ni matan las lagartijas, e incluso han disminuido a cuatro
los más de 80 casos de alcoholismo que presentaban, una labor
requerida de mucho tiempo y comprensión y que en muy pocos lugares se
convierte en una tarea de masas."
A esos resultados, la comunidad Marcial Jiménez suma la siembra y
supervivencia de 6 227 árboles maderables y frutales en 412 viviendas;
habilitación de seis viveros de plantas ornamentales; la entrega a
huertos cercanos de 140 toneladas de materia orgánica, logradas a
partir del tratamiento en todos los patios de los desechos sólidos
degradables y la excreta de animales domésticos.
En uno de los sitios otrora más sucios del barrio (vanguardia en
recuperación de materias primas y por 20 años centenario en donaciones
de sangre), está erigido hoy un pequeño parque que honra con su nombre
a Rosa Elena Simeón, donde los campechueleros iban antes a verter
basura, se empina ahora la mitad de un centenar de plantas con que
contará el parque ecológico.
La clave de tantas realizaciones es la integración. Por eso,
Ermelina Blanco y Antonio Méndez Carrillo no recuerdan exactamente en
cuál grupo de trabajo comunitario fueron incluidos, "porque aquí
cuando hay cualquier tarea la hacemos entre todos".
El 2008 ha sido declarado por la Organización de las Naciones
Unidas, Año Internacional del Planeta Tierra, una convocatoria que
incrementará la conciencia sobre la importancia de mejorar las
condiciones ambientales.
Tal propósito no se consigue solo con el tratamiento residual de
las grandes y pequeñas industrias, ni con programas estatales para la
conservación o aprovechamiento ordenado de los recursos naturales y el
medio ambiente.
Es preciso —así lo pretende nuestro país— involucrar en la gestión
a cada habitante. De ahí que la comunidad Marcial Jiménez haya sido
invitada a exponer su experiencia de trabajo en esta y otras
provincias cubanas. Quienes apuesten por ese ejemplo estarán
asegurando el futuro de sus hijos.