Hace ya años que Ménard se asoció firmemente a esa gran mafia de
los jerarcas de la prensa continental llamada Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP) que ataca a Cuba en cada oportunidad que se le ofrece.
La SIP que pretende representar a la libertad de prensa en América,
no es otra cosa que el cartel de los grandes propietarios de medios de
comunicaciones del continente, creado en Nueva York en 1950 por el
agente CIA Jules Dubois, en una operación de la inteligencia
norteamericana con la cual se pirateó una organización panamericana de
prensa legítima, creada en La Habana en 1943.
En las horas del fracasado golpe de Estado contra el Presidente
Hugo Chávez, en abril del 2002, la representante de RSF, María José
Pérez Schael, hizo la apología de los golpistas en la prensa local. A
tal punto que RSF tuvo que deshacerse de ella ante las protestas
En el 2004, RSF hizo campaña contra la "Ley de Responsabilidad
Social en Radio y Televisión de la República Bolivariana de
Venezuela", en clara defensa de los intereses de los grandes medios
comerciales, en particular los del magnate Gustavo Cisneros.
En el 2006, el empresario Marcel Granier contrató a Ménard para
desarrollar una intensa campaña contra el Gobierno Chávez después de
la intervención de la cadena televisiva RCTV.
Otros detalles, comprobados en los últimos meses, confirman las
peores sospechas acerca de RSF y de su Secretario vitalicio, Robert
Ménard. Sabemos hoy que la contabilidad de las operaciones
norteamericanas de la organización, según el Internal Revenue Service
norteamericano, se hace en un bufete de Alexandria, Virginia, a menos
de 15 minutos del cuartel general de la Compañía.