Ni
la sala de terapia intensiva pudo negarle la alegría: el pequeño
José Macías, que padece una severa enfermedad neuromuscular, sonrió
ante la trovadora. Allí, donde los dolores son más hondos, Liuba
María Hevia se salió de sus propias canciones y fue a un tiempo
hada, artista, y doctora.
Tras barrer con polvo de estrellas todo el oriente cubano, Liuba
María llegó a Camagüey en la continuación de una gira iniciada hace
dos años que en el 2007 no pudo continuar. Aunque fueron
conmovedoras, las escenas del Pediátrico Eduardo Agramonte Piña no
resultan inéditas: cada estación en su itinerario musical se inicia
en este tipo de hospitales, donde la trovadora sabe, sin falsas
modestias, cuánto pueden curar sus canciones.
Ya en el patio del vetusto edificio, niños (im)pacientes,
familiares, doctores, enfermeras y trabajadores, hicieron el coro a
la mayoría de las canciones que ella quiso "compartir con los
pequeños de aquí y con los trabajadores que se esfuerzan porque
ellos estén bien atendidos".
Después de que un grupo de infantes bailaran para ella, la
trovadora comenzó a deslizar musicalmente calabacitas, campanas,
arcoiris, pícaros piojos, brujitos, trencitos y despertares, letras
en marcha, palanganas viejas y granitos de canelas con nombres de
niña.
Estas son giras del alma. Conciertos cercanos en los que no se
repara en las entradas sino en las salidas: cómo impacta el contacto
de un ídolo de los niños en aquellos que sufren dolencias
transitorias o permanentes.
Tras Camagüey vendrá Ciego de Ávila y luego Matanzas. Ocho discos
después de su debut, la trovadora mantiene la voz cristalina y la
capacidad para comunicarse en conciertos ciertos, cercanos, con un
reducido grupo acompañante y exigencias exiguas comparadas con las
de algunas agrupaciones de nuestro paisaje musical.
En público, ella misma confesó sus tratamientos: "medicina
espiritual", o "medicina poética". Su efectividad fue contundente:
al final del encuentro en el Pediátrico agramontino, los niños que
aplaudieron a la artista estuvieron, de alguna manera, más cerca del
alta médica.