Plan B para salvar el planeta

STEPHEN LEAHY

TORONTO.— Imagine que se encuentra en una nueva y gloriosa era, en la que todo lo que hace en un día normal es ayudar a estabilizar el clima y la población global, erradicar la pobreza y restaurar el dañado ecosistema del planeta. ¿Suena irreal? Mejor sería que no.

Reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, en el centro del plan B.

Es que eso es exactamente lo que se requiere para prevenir el fin de la sociedad humana tal como la conocemos, según el nuevo libro Plan B 3.0: Mobilizing to Save Civilization, ("Plan B 3.0: Movilizarse para Salvar la Civilización").

La crisis es extremadamente seria y urgente y requiere un esfuerzo de movilización de las naciones similar al realizado durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), argumenta el autor, Lester Brown, presidente del centro de estudios Instituto para Políticas de la Tierra, con sede en Washington.

El cambio climático ocurre mucho más rápido de lo previsto por los científicos y el planeta sufrirá inevitablemente un incremento de la temperatura de por lo menos dos grados, dijo Brown a IPS, lo cual "nos colocará decididamente en la zona de peligro".

"Ninguno de los precandidatos presidenciales para las elecciones en Estados Unidos", que se realizarán el primer martes de noviembre, "plantea la urgencia del problema del cambio climático", agregó.

En su opinión, las emisiones de gases de efecto invernadero, parcialmente responsables del recalentamiento global, deben reducirse en un 80% para el 2020.

Se trata de una meta mucho más ambiciosa que la planteada por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que recibió en el 2007 el premio Nobel de la Paz junto con el ex vicepresidente estadounidense Albert Gore (1993-2001), quien recomendó un recorte de entre un 25% y 40% respecto a los niveles de emisión de 1990.

Brown estima que los datos utilizados por el IPCC están desactualizados, ya que serían de hace dos años. Estudios más recientes indican que el cambio climático se está acelerando, dijo.

Aunque confía en que el IPCC modificará esa recomendación en su próximo informe, señaló que recién se difundirá en cinco o seis años. "Demasiado tarde, tenemos que actuar ya", aseguró.

El Plan B 3.0 de Brown recomienda medidas para llegar a un 80% de reducción en las emisiones, que se basan fuertemente en el uso eficiente de la energía, las fuentes renovables y la expansión del "escudo" de árboles del planeta.

La energía eólica puede cubrir un 40% de la demanda mundial con la instalación de 1,5 millones de nuevas turbinas de viento de dos megavatios. Aunque el número parece elevado, señaló Brown, se producen cada año 65 millones de automóviles en Estados Unidos.

Además, hay muchas líneas de montaje de vehículos inactivas en América del Norte y otras regiones, que podrían reconvertirse para producir turbinas de viento, agregó.

Estima que un alumbrado más eficiente puede reducir el uso mundial de electricidad en un 12%, que permitiría cerrar 705 de las existentes 2 370 plantas generadoras alimentadas con carbón.

En Estados Unidos, los edificios comerciales y residenciales son responsables por el 40% de las emisiones de carbono. El siguiente paso debe apuntar a generar electricidad de forma no contaminante para la calefacción, refrigerar y alumbrar las viviendas, afirmó.

Brown cuestiona duramente el empleo de biocombustibles que se producen empleando granos como el maíz y la soja, ya que empujan al alza los precios de estos alimentos y pueden provocar una escasez de comida desastrosa para los pobres del mundo.

El crecimiento demográfico ejerce una enorme presión sobre los países en desarrollo. La adición anual de 70 millones de personas a la población mundial, señaló, se concentra en naciones donde las reservas de agua se están agotando y los pozos se secan, las área boscosas se reducen, los suelos se degradan y los campos de pastura se vuelven desiertos.

El aumento en el precio del petróleo debe añadirse a la lista de problemas. Los países ricos tendrán todo el que necesiten, mientras que los pobres deberán reducir su consumo.

Asimismo, propone un impuesto mundial a los combustibles fósiles para desalentar su consumo y estimular el uso de fuentes renovables de energía.

"La velocidad es esencial. Podemos cambiar nuestro estilo de vida, pero si no reestructuramos rápidamente la economía vamos a fracasar. El tiempo es nuestro recurso más escaso", concluyó. (IPS)

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir