El
año 2007 ha transcurrido en las duras condiciones económicas que
impone el periodo especial. Lo ocurrido en nuestra economía ha sido,
como en años anteriores, una compleja combinación de resistencia
asombrosa frente a obstáculos que serían aplastantes para un pueblo
que no tuviera la historia y el liderazgo del nuestro, de logros
verdaderos dentro de esa lucha permanente, y de deficiencias,
insatisfacciones y retrasos que solo en parte y en algunas ocasiones
en nada, se deben al bloqueo.
En el año que finaliza la economía creció 7,5%, un alto crecimiento
que continúa la tendencia iniciada en 2004, acentuada con crecimientos
aun mayores en 2005 y 2006, que es de nuevo, más alto que el promedio
de América Latina y el de más equitativa distribución social, pero no
alcanzó el 10% previsto en el Plan.
De la información ofrecida por el Ministerio de Economía y
Planificación y de los intercambios con otros Organismos, se aprecia
que la diferencia entre lo planificado y lo real se debió a la tensión
financiera llevada a extremos por la intensa subida de precios de
importaciones vitales como alimentos y combustibles, la minuciosa
crueldad de la guerra económica en su búsqueda incesante de vías para
hacernos daño y también la insuficiente productividad, organización y
disciplina del trabajo, el insuficiente ahorro, la insuficiente
preparación y deficiente ejecución de las inversiones, la insuficiente
producción de alimentos, la insuficiente producción de azúcar, la
insuficiente capacidad constructiva y organizativa en la construcción
y el decrecimiento del turismo.
Ese alto crecimiento económico ha tenido lugar en un año marcado
por la progresiva recuperación del Comandante en Jefe, por la lectura
de sus reflexiones; verdadera cátedra de sabiduría política y absoluta
entrega a la obra de la Revolución, y por la madurez y cohesión del
pueblo, de su Partido, así como la estabilidad de sus organizaciones e
instituciones, que han hecho posible el funcionamiento ordenado del
país, sin parálisis ni confusión.
Una vez más el enemigo erró en sus ensoñaciones sobre Cuba: donde
creyeron se produciría el desconcierto, encontraron la firmeza de un
pueblo para el que la Revolución no es mera transición coyuntural,
sino su opción de vida, su elección histórica.
En una realidad económica como la nuestra, donde se combina la
construcción del socialismo, el bloqueo elevado a niveles de histeria
anticubana, y la obligada actuación dentro de una economía mundial
globalizada y neoliberal, alcanzar un crecimiento económico de 7,5%,
bien por encima del promedio regional de América Latina, es una hazaña
que podemos proclamar con legítimo orgullo, al mismo tiempo que —sin
borrar la condición de hazaña—, tener en cuenta que esta pudo ser
mayor si hubiéramos eliminado factores subjetivos, de organización, de
no sistematicidad y control que también marcan nuestra realidad
económica.
No es necesario repetir las informaciones y cifras sobre
crecimiento de sectores de la economía que aparecen en el informe del
Ministerio de Economía y Planificación en poder de las diputadas y
diputados, por lo que estos comentarios se limitarán a seleccionar
algunos aspectos relevantes.
Las condiciones externas fueron en 2007 especialmente exigentes
para nosotros. Tres sucesos dominaron el curso de la economía mundial
en este año: la crisis financiera originada a partir del hundimiento
del sector inmobiliario en Estados Unidos, la acentuada devaluación
del dólar debido a la creciente desconfianza hacia esa moneda y el
alza impresionante del precio del petróleo.
La caída en la cotización del dólar alcanzó nueva marca histórica y
se explica por la percepción generalizada de los profundos
desequilibrios de la economía de Estados Unidos, y la insostenibilidad
del sistema monetario internacional. La devaluación de esta moneda
contribuye a aumentar los precios de los productos que establecen sus
precios en dólares en bolsas, entre los cuales se encuentran los
combustibles y una apreciable cantidad de los alimentos que
importamos.
El precio del petróleo casi alcanzó los 100 dólares el barril en
noviembre, una cifra que hace apenas dos años parecía inalcanzable y
que ahora es considerada una cifra más a sobrepasar ante la realidad
del agotamiento físico del petróleo y el consumismo desenfrenado de
Estados Unidos y otros países desarrollados.
Continúan subiendo los precios de los alimentos —que en no pocos
casos han duplicado y triplicado sus precios en los tres últimos años—
debido a una mezcla de factores entre los que se incluyen el cambio
climático y su efecto negativo sobre la producción agrícola, la
especulación asociada a la debilidad del dólar y la creciente
utilización de tierras para producir alimentos destinados no al
consumo humano, sino a alimentar automóviles en el Primer Mundo en
forma de biocombustibles, y a profundizar el hambre entre los
hambrientos tercermundistas.
La pesada factura de importaciones de alimentos en este año ha
tenido que soportar un incremento promedio de precios de 23,7% por
encima de los precios del 2006. El incremento de precio de
aproximadamente la misma cantidad de importaciones significó el pago
adicional de 286 millones de dólares en el presente año. En el 2008
los precios seguirán subiendo.
El crecimiento del PIB se concreta en actividades económicas de
carácter estratégico como la producción de petróleo y gas que creció
2,2% y presenta mejores perspectivas por contar con mayor
disponibilidad de equipos de perforación.
La Revolución Energética continuó avanzando y haciendo más
eficiente la generación con la instalación de nuevos grupos
electrógenos de fuel oil, la terminación de los parques eólicos en la
Isla de la Juventud y en Gibara, la disminución en 87,5% de la energía
dejada de servir respecto a los frecuentes y largos apagones del año
2005, la reparación de redes hasta alcanzar la solución del 75% de las
zonas de bajo voltaje y la distribución ya realizada del 80% de los
refrigeradores domésticos. Singular importancia tiene la inauguración
de la refinería de Cienfuegos, que abre vías para el desarrollo de la
petroquímica.
El sector agropecuario, especialmente urgido de aumentar su
producción y su eficiencia, creció 24,7%, con incrementos de la
ganadería en 40,5% y la agricultura no cañera en 18,3%. La producción
de leche de vaca creció 16,8% y significó un ahorro de importación de
leche en polvo en los primeros nueve meses del año de unos 12,5
millones de dólares, reflejando una buena arrancada del programa para
la recuperación de la producción y el acopio de leche.
La producción porcina total alcanzó 268 000 toneladas, estableció
récord para el país y permitió sustituir importaciones de carne de
cerdo y sus derivados.
Los incrementos productivos en el sector agropecuario son una buena
noticia, pero no es el tiempo todavía de celebraciones, porque los
incrementos lo son respecto al bajo nivel del 2006 y el sector está
lejos aun de satisfacer la apremiante necesidad de colocar mayores
cantidades de productos en los mercados para hacer bajar los precios,
para reducir costosas importaciones de productos que deben ser
producidos en el país y propiciar un vuelco favorable en la opinión
del pueblo.
Aun hay demasiada tierra ociosa e invadida de marabú y la
importancia de este sector para la alimentación, la seguridad y el
bienestar de la población, subrayan la necesidad de aplicar en el los
necesarios cambios estructurales y de conceptos planteados por el
compañero Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias el pasado 26
de julio en Camagüey y respaldados por el pueblo en el intenso proceso
de debates efectuados en el país.
El transporte, sector duramente maltratado por el periodo especial
y donde se concentra un agudo déficit tanto en el transporte de
pasajeros como en el de carga, ha iniciado una difícil y costosa
recuperación, con crecimientos modestos respecto a las necesidades de
uno u otro tipo de transporte, pero la población comienza a apreciar
alguna mejoría y conoce el gran esfuerzo que ha permitido contratar 1
548 ómnibus en China, de los cuales han llegado 806 al país; y también
de otras procedencias.
El alivio que en pequeño grado empieza a percibirse en cuanto a
transporte en la Ciudad de La Habana y otras ciudades, y la esperanza
de que los nuevos equipos sean bien utilizados es motivo de
satisfacción popular, como también de profunda repulsa a los pocos
vándalos destructores que han dañado ómnibus y merecen ser penalizados
severamente.
La industria logra triplicar el crecimiento alcanzado el año
anterior, destacando el níquel que, no obstante las fuertes lluvias en
la zona minera y averías en una planta, logró crecer 2,2%.
La industria farmacéutica expandió su producción 21%, en
correspondencia con el fuerte proceso inversionista que en ella se ha
efectuado y logró reducir apreciablemente los medicamentos en falta
por razones productivas.
La industria biotecnológica y, en general, el Polo Científico,
continuaron consolidando su prestigio científico, su capacidad
productiva integrada de modo apropiado con la investigación y su
capacidad exportadora, abriéndose paso con calidad y ciencia al
servicio de los humanos, en el intrincado mercado mundial de productos
biotecnológicos, con más de 500 patentes registradas
internacionalmente.
La Biotecnología cubana es un ejemplo aleccionador de que, a pesar
de obstáculos en apariencia aplastantes, sí se puede.
Cuando en 1980 la visión y la tenacidad del Comandante en Jefe,
hizo dar sus primeros pasos a la biotecnología cubana, la corriente
neoliberal ya desplegada entonces decía que un pequeño y pobre país
como Cuba no podría jamás desarrollar alta ciencia por falta de
científicos, de mercado y de financiamiento. A un país como Cuba el
mercado "libre" solo le concedía el papel de comprador y consumidor
pasivo de ciencia y tecnología creada en el Primer Mundo. Entonces no
pocos creían ilusorio el desarrollo de lo que hoy es una sólida
realidad.
Las instituciones científicas del Polo, que han incorporado
valiosos biofármacos al sistema nacional de salud y facilitado el
acceso de nuestra población a medicamentos de alta tecnología, hacen
también exportaciones a más de 50 países, las que generan ingresos
capaces de financiar la reproducción y la expansión del sistema.
Esos resultados no se deben a la competencia de mercado basada en
la propiedad privada, sino en la propiedad social, con adecuado uso de
las posibilidades de cooperación e integración de esfuerzos que ella
ofrece, y considerando sus proyectos no como simples gastos
presupuestados, sino como inversiones con estudio de impacto económico
y tasa de retorno esperada.
Las obras de la Batalla de Ideas continuaron desplegándose mediante
la concentración de la fuerza constructiva real disponible en las
obras con avances en su terminación. Suman ya 250 los policlínicos
reparados y ampliados en forma integral y continúa el programa de
reparación capital de hospitales e instituciones de salud.
Es cuantioso el proceso inversionista que en difíciles condiciones
financieras se hace para atender los requerimientos del sector de la
salud. Este sector, protagonista de logros señeros y responsable de la
nobilísima tarea de atender la salud del pueblo, tiene que erradicar
de sí las manifestaciones ocasionales de insensibilidad y
mercantilismo que la población critica y rechaza.
En el 2007 brilló de nuevo la cultura de la solidaridad que la
Revolución Cubana desarrolló en aplicación del pensamiento martiano y
fidelista.
La Operación Milagro —ese milagro de sensibilidad y amor— ha
realizado algo más de un millón de operaciones quirúrgicas. La
solidaridad cubana —sin equivalentes en cantidad y calidad en el
mundo— se hace realidad en más de 70 países en los que trabajan 37 500
compatriotas.
El curso escolar comenzó con matrícula de 1 millón 800 000
estudiantes en la enseñanza primaria y media, con favorable relación
cuantitativa entre maestros y alumnos, acceso a la computación, a la
televisión educativa y a la merienda escolar.
En la educación superior se ha producido ya la graduación
universitaria de 842 300 egresados desde 1959, lo que ofrece una
impresionante proporción de 7,5 graduados de nivel superior por cada
100 habitantes.
¡Qué distancia abismal entre esta sociedad colocada en el umbral de
la sociedad del conocimiento y aquella de 1958 con 24% de
analfabetismo, unos pocos graduados universitarios en las pocas
carreras que encontraban mercado para subsistir y ningún sistema de
investigación e instituciones científicas!
En Cuba es realidad cotidiana que a nadie asombra, que cualquier
estudiante en condiciones intelectuales de hacerlo puede estudiar
gratuitamente —lo hacen 602 200 estudiantes— en una de las 47 carreras
que se imparten en los municipios cubanos.
El actual curso de la enseñanza superior cuenta con 752 800
estudiantes, lo que significa una proporción de 69,2% de estudiantes
universitarios en la población entre 18 y 24 años. Es lo que ha hecho
nombrar a Cuba por algunos destacados sociólogos latinoamericanos como
un país-universidad, un espécimen único en el planeta.
Esa masa creciente de cubanas y cubanos con educación superior es
nuestro más valioso recurso financiero, nuestro más estratégico
yacimiento energético y debemos propiciarles una inserción laboral que
les permita desplegar sus conocimientos, realizar sus proyectos de
vida y conservarlos en régimen de rendimiento creciente para el país.
El salario medio en términos monetarios creció algo más de 5% y
alcanzó 408 pesos mensuales, pero en torno al salario persisten dos
realidades adversas.
Una de ellas es que lo expresado por el compañero Ministro de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias el 26 de julio en Camagüey en cuanto a
que "el salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas
las necesidades, por lo que prácticamente dejó de cumplir su papel de
asegurar el principio socialista de que cada cual aporte según su
capacidad y reciba según su trabajo", continúa vigente; y cambiar esa
realidad, haciendo que el salario recupere su función como retribución
por el trabajo aportado, medio de vida legítimo y estímulo a la
productividad del trabajo, es uno de los más importantes y complejos
de los problemas a resolver de forma gradual, sostenible y sin esperar
soluciones inmediatas y espectaculares que solo tienen cabida en la
ignorancia, la charlatanería o el confusionismo deliberado.
Otra realidad adversa es que el crecimiento monetario del salario
sigue superando el crecimiento de la productividad del trabajo, no
obstante que esta aumentó en 2007 y alcanzó una más favorable relación
con el salario, pero insuficiente aún para subvertir la tendencia
insostenible a largo plazo de distribuir salarialmente más de lo que
se crea en términos de bienes y servicios. Es imprescindible elevar la
productividad y la eficiencia, sin lo cual los aumentos salariales
serían ilusorios.
Sobre la productividad influye un conjunto de factores
interrelacionados. Uno de los que actúa es la retribución salarial ya
mencionada, pero no es el único. Otro factor es la elevación de la
disciplina laboral, del aprovechamiento de la jornada, sobre los
cuales el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social emitió durante el
año las Resoluciones 187 y 188 y efectuó inspecciones que aportan
útiles informaciones. Estas Resoluciones ofrecen la norma escrita para
la elevación de la disciplina laboral —incluyendo la permanencia de
los dirigentes al frente de sus colectivos— y tenerlas es necesario,
pero no bastan para resolver un problema cuya complejidad y
posibilidad de solución va más allá de la normativa escrita.
El perfeccionamiento empresarial demuestra con sus resultados que
se puede elevar la productividad del trabajo si existe un clima
laboral organizado, con responsabilidades definidas, con presencia y
exigencia de los dirigentes, con adecuada retribución salarial, con
ahorro y transparencia en la administración de los recursos. Las
empresas que aplican el perfeccionamiento representan el 29% de las
empresas del país, pero ellas aportaban en septiembre el 73,2% de las
divisas y lograban una productividad del trabajo superior en 48% al
resto de las empresas.
En lo inmediato es el ahorro en los procesos productivos y de
servicios, nuestra principal fuente posible de financiamiento,
teniendo en cuenta que los alimentos y combustibles continuarán
probablemente su escalada de precios en el próximo año y que la guerra
económica será no menos perversa.
La Revolución Energética concebida y dirigida por el Comandante en
Jefe es una decisión estratégica que nos ha colocado en la avanzada
mundial en cuanto al ahorro de combustible y a la protección frente al
colapso previsible del modelo energético petrolero. Esa Revolución
viene aportando ahorros en el consumo de combustibles, aunque los
resultados deben ser superiores a lo hasta ahora logrado,
especialmente en gasolina y diesel. Grandes reservas de ahorro tenemos
en la batalla por el uso racional y eficiente del combustible y contra
las costumbres arraigadas en algunos, de presentar enormes demandas
muy lejanas de las posibilidades financieras del país e incluso de los
consumos históricos de los demandantes o calcular erróneamente y
siempre en exceso, sus necesidades.
Otra acción desarrollada este año que tiene una relación estrecha
con la condición de los trabajadores como dueños de los medios de
producción y los activos económicos, han sido las asambleas en los
centros laborales para el debate sobre el Plan y el Presupuesto.
En estas asambleas los trabajadores, los sindicatos y las
administraciones hicieron el proceso de debate sobre Plan y
Presupuesto más abarcador y activo en los años de periodo especial.
Mucho debe ser mejorado aun y sistematizado. No puede ser una campaña
transitoria.
La base general para un buen debate es la información que ofrezca
la administración, la cual debe ser clara, concreta, breve, sin
tecnicismos evasivos, lo cual no siempre se logró este año; pero estas
asambleas —a las que el Che les reconocía una gran importancia— deben
alentar la productividad y la disciplina laboral. El salario es
importante, pero no lo es menos el conocimiento del estado financiero,
tecnológico, presupuestal, inversionista, de la empresa, la fábrica,
el taller, la unidad comercial, la escuela, el instituto de
investigación y sobre esa base y mediante las vías existentes,
participar en las decisiones, en el control de su cumplimiento, en las
innovaciones a introducir.
Recibir información real sobre la economía concreta de su centro de
trabajo, ser consultados sobre las decisiones básicas a tomar, es
participar, es sentirse dueño y por tanto cuidar lo que nos pertenece,
luchar por mejorarlo y defenderlo de lo que pretenda dañarlo.
Es esta una de las más importantes vías para ejercer y sentir la
propiedad social, pues nadie se siente dueño solo porque el régimen
legal de propiedad diga que lo es.
Los enemigos de la Revolución Cubana tienen en la crítica a nuestra
economía uno de sus temas predilectos. Repiten una y otra vez que la
economía cubana es un total fracaso, que es débil, e incluso es
frecuente encontrar cierta nostalgia batistiana al pintar de rosa la
economía de Cuba en 1958, llamándola "economía próspera".
El propósito es transparente: presentar a la Revolución como la
destructora de "una economía próspera" para implantar el fracaso y
también afirmar que el triunfo de la Revolución no fue el resultado de
una acertada táctica, organización y dirección revolucionaria actuando
en una sociedad profundamente injusta, excluyente y tiranizada, que
era la base objetiva de la Revolución, sino de la acción aventurera de
un grupo de violentos.
Más allá de las mentiras y deformaciones nacidas del odio de los
enemigos y más allá también de las insatisfacciones que tenemos los
revolucionarios, la verdad es que la economía cubana no solo no es
débil, sino que ha dado muestra de una gran vitalidad, una
extraordinaria capacidad de resistencia, que es la vitalidad y la
resistencia del pueblo.
Nuestra economía ha resistido durante 48 años el bloqueo económico
más intenso y extenso y el de mayor desproporción de fuerzas entre el
bloqueador y el bloqueado, que registra la Historia Económica. En el
último decenio el bloqueo nos arrebata unos 3 000 millones de dólares
anuales. Los más de
89 000 millones de dólares que nos ha arrebatado —sin mencionar los
sufrimientos que no se expresan en dinero— representan casi 2 años de
nuestro actual PIB. ¿Podría otra economía diferente a la cubana
resistir siquiera un año lo que se ha resistido casi medio siglo?
Hasta el momento de la desaparición de la Unión Soviética nuestros
críticos tenían un argumento fácil: el bloqueo era compensado por el
llamado subsidio soviético, de modo que Cuba era una economía
subsidiada en la que cualquier avance económico-social era artificial
e insostenible si se terminaba el subsidio.
Ese argumento murió hace 16 años al desaparecer la URSS, pero fue
sustituido de inmediato por la predicción del derrumbe a corto plazo,
al ser forzada nuestra economía a recibir el impacto del mercado
mundial neoliberal, sin Unión Soviética y con bloqueo redoblado.
Nuestra economía ha resistido los últimos 16 años y no solo lo ha
hecho, sino que ha retomado una pauta de alto crecimiento.
Ella ha resistido el bloqueo, el desafío del cerco neoliberal, la
desaparición de la URSS y también el enorme costo de dos
transformaciones radicales en solo tres décadas, de su base
tecnológica y su tejido de relaciones externas. La primera cuando la
tecnología de procedencia norteamericana fue sustituida por otras
procedentes de la URSS y otros países, y la segunda cuando estas
quedaron paralizadas y fue necesario sustituirlas al comenzar el
periodo especial. Ninguna economía —excepto la cubana— ha enfrentado y
resistido estos procesos conmocionantes en tan breve plazo.
Las cubanas y los cubanos nos sentimos orgullosos por el desarrollo
social logrado. Es ya larga la lista de indicadores en los que somos
los primeros en América Latina y en algunos estamos entre los primeros
del mundo, pero a veces no reparamos en que tales desarrollos tienen
su sustento en nuestra economía, la que ha sido capaz de sostenerlos.
Cuba es hoy el país que contrasta favorablemente con América Latina
en cuanto a la distribución del ingreso, el que posee los servicios de
educación primaria y secundaria de mayor calidad, el de mayor número
de maestros en relación con su población, el de mejores servicios de
salud, el primero en indicadores favorables de mortalidad infantil de
menores de 1 año y menores de 5, el de menor desempleo, el que ofrece
alimentos subsidiados que cubren al menos la mitad de las necesidades
nutricionales, el que ofrece atención médica primaria permanente y
remisión a servicios gratuitos de alta tecnología, el que ofrece
atención asegurada y gratuita de las gestantes y el menor de 1 año, el
que ofrece formación educacional garantizada de más de 9 grados y
acceso a estudios superiores en cualquier lugar del país a todos los
que quieran hacerlo. Es también el único país que combina alto
desarrollo humano y adecuada sostenibilidad ambiental.
Esta impresionante estructura de logros sociales obtenidos antes y
durante el periodo especial, no podría haberse logrado ni podrían
sostenerse sobre una economía frágil.
La economía de América Latina alcanzó este año un crecimiento
promedio de 5,6%, con lo cual la región registra su quinto año
consecutivo de crecimientos que, aunque inferiores a otras regiones
del Tercer Mundo, han estado por encima de la pauta de bajo
crecimiento de años anteriores.
Pero, este crecimiento no alcanza a curar las heridas que un largo
periodo de neoliberalismo ortodoxo le infligieron a los pueblos
latinoamericanos. El crecimiento ocurre en la región con la más
desigual distribución del ingreso en el planeta y, por tanto, sus
beneficios se concentran en la élite y poco gotean hacia los de abajo.
Con 42 millones de adultos analfabetos y 53 millones de
hambrientos, América Latina tiene pendiente librarse del todo del
neoliberalismo, integrarse consigo misma y no en los TLC con Estados
Unidos o Europa y emanciparse de la dependencia a Washington.
Compañeras y compañeros Diputados:
La Comisión de Asuntos Económicos examinó la ejecución del
Presupuesto del Estado en el año 2007 y el proyecto de Ley del
Presupuesto para el 2008, así como los Lineamientos del Plan de la
Economía Nacional para el próximo año. El Presupuesto cumplió su
función en la actividad presupuestada y se mantuvo dentro de los
límites del déficit respecto al PIB establecidos por esta Asamblea,
por lo que recomendamos a la Asamblea Nacional la aprobación del
proyecto de Ley del Presupuesto del Estado para el año 2008 y los
Lineamientos del Plan de la Economía Nacional.
Apenas en unas horas arribaremos al aniversario 49 del triunfo de
la Revolución Cubana. Será también el próximo año el último en el
gobierno del más obtuso, fanático y peligroso de los diez presidentes
de Estados Unidos que han mellado sus armas en el fracasado intento de
destruir la Revolución. Este neoconservador primario llega al final de
su gobierno con el fracaso en Iraq y Afganistán, con la quiebra moral
por las mentiras y las torturas y con una recesión económica
estallando.
Su crisis de desgaste político puede neutralizarlo, pero también
puede hacerlo más agresivo y aventurero. Para disuadirlo de locuras de
la hora final, tenemos la fórmula invencible que nos enseñó el
compañero que no puede estar hoy presente aquí, pero cuya presencia
sentimos todos en su ejemplo y su sabiduría.
No ceder una pulgada frente al imperio, no temer, no claudicar, es
la fórmula de Fidel; y Bastión 2008 es su plasmación.
Aproximándonos al medio siglo del triunfo de la Revolución,
enviemos al imperio revuelto y brutal el mensaje que brota desde el
magisterio supremo de Martí, desde las heridas en combate de Maceo,
desde la entrega y la dignidad de Céspedes, desde la frente rota de
Calixto, desde la honda mirada del Che, desde los muros del Moncada y
la estela del Granma: ¡A Cuba no la tendrán jamás!
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