.—
Todos los días muere un emigrante en la frontera norte mexicana
tratando de llegar a Estados Unidos en busca de trabajo, dijo hoy el
presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis
Soberanes.
Soberanes se refirió a las cifras oficiales, aceptadas por
Washington, las cuales señalan que cuatro mil 745 ciudadanos mexicanos
fallecieron en ese intento durante los últimos 13 años, aunque
organizaciones de emigrantes elevan ese número a 10 mil.
Recordamos a quienes fueron hallados, a veces arrastrados por las
corrientes de ríos y canales, calcinados por el sol o ateridos en
medio de la noche, puntualizó en un informe de la Comisión.
Señaló que otros pasaron por la frontera y de ellos no volvió a
saberse más y resaltó los 560 cuerpos encontrados en un cementerio
abandonado.
Reveló que cruzar la frontera actualmente significa vivir tres o
cuatro días en zonas desérticas, nadar en canales de aguas negras o en
ríos contaminados con bacterias potencialmente mortales y luchar
contra la hipotermia o la deshidratación.
Al enumerar las causas de muerte de los emigrantes incluyó las
registradas por homicidios, aquí señalados a manos de los delincuentes
que se brindan por dinero a pasarlos a territorio norteamericano y por
la represión de las patrullas estadounidenses.
Soberanes denunció la persecución de que son objeto por los
guardias fronterizos de Estados Unidos y la ejemplificó en los casos
de Víctor Mandujano, de sólo 17 años, baleado por ellos, y de Darío
Miranda, asesinado con 12 tiros en la espalda.
El documento de la Comisión coincidió con una declaración del
oficial Consejo de la Población que estimó continuará por 15 años más
la emigración anual de medio millón de mexicanos hacia Estados Unidos.