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El gobierno boliviano acusó hoy a la oposición oligárquica de
propiciar los disturbios que dejaron tres muertos en la ciudad de
Sucre, tras la aprobación de la nueva Constitución Política de Estado.
Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia, responsabilizó a
las autoridades del departamento de Chuquisaca de convertir a Sucre en
oscuro escenario de intolerancia y racismo frente a un proceso
democrático de cambio, avalado por la voluntad popular.
Una turba exacerbada por el Comité Interinstitucional protagonizó
este fin de semana numerosos actos violentos en la llamada Ciudad
Blanca para sabotear el reinicio de la Asamblea Constituyente,
suspendida desde agosto último por este clima hostil.
Los vándalos atacaron el liceo militar donde sesionó el foro, sin
lograr penetrarlo, pero tomaron instituciones públicas y policiales,
liberaron a unos 100 reos de una cárcel sucrense y quemaron la
residencia del prefecto David Sánchez.
Además, secuestraron y luego ejecutaron al uniformado Jimmy Quispe,
lo cual motivó el repliegue de las fuerzas policiales.
Quintana lamentó los incidentes, pero recalcó que el gobierno
responderá a la violencia con más democracia, mayor madurez y llamado
al diálogo y la concertación.
Estos disturbios obligan a la Constituyente a cambiar su sede,
admitió Quintana, dada la ausencia total de garantías en Sucre.
Según el titular, la redacción de los detalles de la nueva Carta
Magna es cuestión de días, y un referendo posterior definirá si el
pueblo acepta o no esta Constitución refundadora.
El funcionario aseguró que políticos como el ex presidente Jorge "Tuto"
Quiroga carecen de moral para cuestionar al actual gobierno, pues
durante su gestión se enriquecieron a costa del Estado y de venderle
las riquezas bolivianas a trasnacionales extranjeras.
Al respecto, Quintana destacó que la aceptación de la gestión del
presidente Evo Morales alcanza niveles nunca alcanzados por los
gobiernos anteriores.