Gracias a la aplicación de la
nanotecnología, Rusia detonó la bomba aérea más potente del mundo,
aseguró hoy aquí el jefe de la Dirección 30 del Ministerio de Defensa,
Yuri Balco.
El responsable de ciencia e innovación de esa cartera dijo que el
artefacto, sin denominación aún, se mantiene bajo claves secretas, y
solo se puede afirmar que contiene una sustancia esencialmente más
potente que el trotil, aunque no reveló su carga explosiva.
Los resultados de las pruebas demostraron que por su efectividad y
posibilidades este nuevo componente de combate es comparable con los
proyectiles nucleares, comentó, por su parte, el vicejefe del Estado
Mayor General de las Fuerzas Armadas, Alexander Rukshin.
En declaraciones al Primer Canal de la televisión, el jerarca
militar puntualizó que el nuevo armamento no contamina el medio
ambiente desde el punto de vista químico ni radiológico.
Las imágenes mostradas tras el lanzamiento, empero, confirmaron que
el terreno objeto del experimento quedó convertido en áridos cráteres
como los de la superficie de la Luna.
Según Rukshin, con una masa menor de la sustancia explosiva que su
similar estadounidense, el artefacto es cuatro veces más potente, la
temperatura en el epicentro de la explosión es dos veces mayor y
multiplica por 20 el área de impacto (llega a 400 metros).
Con este nuevo diseño Rusia no se propone emprender una nueva
carrera armamentista ni violar ninguna convención internacional,
resaltó enfático el oficial de alta jerarquía ante las cámaras de la
televisión.
La creación de este proyectil relativamente económico de altas
propiedades destructivas se interpreta aquí como parte de las
respuestas asimétricas que el presidente, Vladimir Putin, orientó
frente al armamentismo de Washington y la OTAN.