Cambio climático

Aviso con más de dos décadas

Colectivo de autores del CITMA y Consejo de Estado

La preocupación por el tema del cambio climático ha pasado por diferentes momentos, ganando cada vez más en importancia y relevancia global.

Fuente: Resumen Para Políticos de Grupo de trabajo I del cuarto informe del IPCC.

Hace más de 100 años el científico sueco Svante Arrenhius, en su artículo "Sobre la influencia del Ácido Carbónico en la temperatura del aire sobre la tierra", publicado en la revista Philosofical Magazine en 1896, señaló la relación entre la cantidad de anhídrido carbónico en la atmósfera y el incremento de la temperatura al afirmar que la quema de petróleo y carbón podría causar el calentamiento de la atmósfera. Las estimaciones de Arrenhius para una duplicación del CO2 resultaban en un incremento de la temperatura entre 4 y 6° Celsius.

Mucho tiempo después, en 1975, la comunidad científica inició un examen de las pruebas disponibles sobre el cambio climático por una petición de la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Conferencia Mundial de Alimentos. Se llevó a cabo un coloquio sobre las fluctuaciones climáticas a largo plazo, donde se realizó un primer análisis del problema.

En la Primera Conferencia Mundial del Clima, celebrada en 1979, se pudo hacer una evaluación de los efectos de las actividades humanas sobre el clima del planeta y de nuestra capacidad para predecirlos. Más tarde, en 1985 tuvo lugar un importante acontecimiento en Villach, Austria, con la realización de una conferencia científica para evaluar el papel desempeñado por el aumento del CO2 y otros gases de efecto invernadero sobre las variaciones climáticas y los impactos de las mismas.

Durante este foro se señaló que el recalentamiento del clima era prácticamente inevitable y que la magnitud del mismo dependería de las políticas relacionadas con el uso de la energía y de los combustibles fósiles.

La aprobación por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1988 de la resolución titulada "La protección del clima para las generaciones presentes y futuras" propició la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido como IPCC (por sus siglas en inglés), por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA).

Las proyecciones futuras llaman a la acción inmediata. Algunos impactos futuros indican que:

Probablemente entre un 20-30% de las especies de plantas y animales se extinguirán si los aumentos de las temperaturas sobrepasan los 1.5 –2.5 oC;

• El número de personas que enfrentarán un déficit de agua se incrementará en cientos de millones;

• Cada año la cifra de personas expuestas a las inundaciones se incrementará en varios millones;

• Para varios países de África el acceso a la alimentación estará en riesgo;

• El cambio climático puede obstaculizar el desarrollo sostenible.

El objetivo principal del Grupo es realizar evaluaciones periódicas sobre el cambio climático (cada cinco años aproximadamente), sus posibles impactos y las variantes de adaptación y mitigación para enfrentar este complejo problema.

Hasta la fecha el IPCC ha elaborado tres informes de evaluación y culminan los trabajos del cuarto.

Presentado en 1990, el primer informe fue decisivo para comenzar el proceso internacional de negociación, que condujo a la adopción en 1992 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Según lo planteado por los expertos en ese documento, el incremento de las emisiones producidas por las actividades humanas estaba aumentando las concentraciones de gases de efecto invernadero. Concluyeron también que el aumento de las mismas podría reforzar el efecto invernadero natural. Esto conduciría a un calentamiento de la superficie de la tierra, a un ritmo proyectado de 0,3 grados Celsius por cada década durante el siglo XXI, mientras que el aumento del nivel del mar podría ser del orden de 6 centímetros, para igual periodo de tiempo.

El segundo fue aprobado en 1995 y constituyó una fuente importante de información para las negociaciones que culminarían con la formulación del Protocolo de Kyoto, de 1997, al sugerir que existía una influencia humana perceptible en el clima mundial, lo cual hacía necesaria la adopción de acciones más efectivas y urgentes.

Seis años después, el IPCC afirmaba en su informe del 2001 que "gran parte del calentamiento observado durante los últimos 50 años se ha producido probablemente por un aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero, debido a la actividad humana". También advertía que los efectos de ese incremento ya eran apreciables en el comportamiento del clima.

Las pruebas científicas acumuladas hasta ese momento y las evidencias de las observaciones, permitieron concluir que existía un alto nivel de confianza en que las variaciones registradas en las temperaturas habían ocasionado impactos discernibles en muchos sistemas biológicos y físicos.

Actualmente se encuentra en proceso de presentación el cuarto informe, donde se afirma que "el calentamiento del sistema climático es inequívoco".

Plantea, además, que "es muy probable que la mayor parte del incremento observado en las temperaturas promedio globales desde mediados del siglo XX, pueden explicarse por el aumento experimentado en las concentraciones antropogénicas de gases de efecto invernadero".

Desde 1990 la comunidad científica internacional ha avanzado notablemente en la comprensión del funcionamiento del Sistema Climático y en la proyección futura del clima global. La existencia de más datos, el uso de mejores métodos de análisis y mejores modelos para simular el clima, constituyen las bases de esas mejoras. Hoy la ciencia ha demostrado que las medidas de respuesta urgen.

Las consecuencias ya se empiezan a observar: cambios en los sistemas naturales, incrementos en la frecuencia e intensidad de las inundaciones, reducciones de la producción de alimentos y del acceso al agua, son algunas de las más relevantes.

Las emisiones de Gases de Efecto Invernadero han continuado aumentando, incrementando las concentraciones atmosféricas de los mismos. Vale señalar que solo entre 1970 y 2004, las emisiones globales de los seis gases de efecto invernadero más importantes se incrementaron en 70%.

Los recientes resultados del IPCC indican que con las políticas actuales de mitigación y las prácticas de desarrollo asociadas, las emisiones continuarán creciendo entre un 25% y un 90% para el periodo 2000-2030. En un mundo para el cual se proyecta que el dominio de los combustibles fósiles continuará hasta el 2030 y más allá, las emisiones de CO2 aumentarían entre 45% y 110% durante el periodo 2000-2030.

Diecisiete años después de su Primer Informe, el IPCC afirma que la adaptación se hace necesaria para enfrentar el calentamiento ineludible. Sin embargo, reconoce que muchos impactos podrían reducirse o dilatarse mediante la mitigación.

La mitigación en el corto y mediano plazos (hasta el 2030) Los resultados de los estudios más recientes, reflejados en la contribución al Cuarto Informe de Evaluación, indican que:

• Existe un potencial económico significativo para la mitigación de las emisiones globales de GEI en las próximas décadas;

• Parte del potencial de mitigación identificado corresponde a oportunidades de mitigación con costos que representan beneficios;

• Los cambios en los estilos de vida y en los patrones de conducta pueden contribuir a la mitigación del cambio climático;

• Las acciones para reducir emisiones generan beneficios colaterales a corto plazo para el sector de la salud, los cuales pueden compensar una parte sustancial de los costos de mitigación;

• Otros beneficios colaterales tales como el incremento de la seguridad energética, el incremento de la producción agrícola, y la reducción de las presiones sobre los ecosistemas naturales, puede reducir los costos totales de mitigación;

• La integración de la reducción de la contaminación de la atmósfera y las políticas de mitigación del cambio climático ofrecen grandes reducciones potenciales de costos, en comparación con el tratamiento de estas políticas por separado.

No hay dudas de que el Cuarto Informe será una contribución importante para llamar la atención sobre la necesidad de alcanzar nuevos acuerdos para el periodo de compromisos posterior al Protocolo de Kyoto.

Más allá de estas valoraciones, vale recordar que algunos de los principales tesoros del mundo también están en peligro por el cambio climático, desde la gran barrera coralina de Australia, pasando por los glaciares del Himalaya, los manglares de Sundarbanks, en la confluencia del Ganges y el Brahamaputra, único hábitat del tigre de Bengala, el tramo alto del río Yantsé, en China, y hasta la periferia este de la selva de la Amazonia en Brasil.

A ello habría que sumar las consecuencias negativas que tendría el calentamiento global en la salud humana al vaticinarse por la Organización Mundial de la Salud un incremento de un gran número de enfermedades y padecimientos, asociados al aumento de las concentraciones de compuestos contaminantes, proliferación de vectores, carencia de agua y escasez de alimentos.

El cambio climático amenaza el Patrimonio de la Humanidad. La UNESCO advirtió que 830 lugares reconocidos como patrimonios mundiales están amenazados por los cambios climáticos del planeta.

El Director General dijo que los efectos del cambio climático son objeto de estudio en 26 sitios específicos de los llamados Patrimonios de la Humanidad. Subrayó que en el caso de los glaciares se altera el paisaje de esos lugares y traen inundaciones con los deshielos y ponen en peligro a especies salvajes, como el leopardo de las nieves (Nepal). Granma, 11 de Abril.

No a todos los sectores, como a la industria petrolera y a la automovilística, les interesa que se extienda la alarma sobre el calentamiento global provocado por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. Detrás de la campaña mundial para cuestionar el calentamiento global y poner en duda sus consecuencias, hay poderosos intereses industriales que operan en el ámbito mundial.

El periodista británico George Monbiot en su libro "Heat: how to stop the planet burning" (Calor: Cómo detener la quema del Planeta) analizó decenas de artículos y supuestas investigaciones que desmitificaban el calentamiento global y descubrió que casi todas ellas eran financiadas, directamente o indirectamente, por la petrolera transnacional Exxon. Los que dirigen esta campaña no inventan información, seleccionan la que les conviene —aunque después sea contradicha— y le dan un carácter de verdad absoluta que diseminan por el mundo. Como ejemplo se cita un informe de una de las organizaciones ligadas a Exxon y publicado en 1998: "no existen pruebas convincentes de que la emisión humana de dióxido de carbono, metano y otros gases invernadero esté causando o vaya a causar en un futuro próximo ningún calentamiento catastrófico de la atmósfera terrestre, con el consiguiente trastorno del clima de la Tierra. Además, existen sólidas pruebas científicas de que el aumento del CO2 atmosférico produce efectos beneficiosos en los entornos naturales, tanto vegetales como animales".

El sueco Bjorn Lomborg critica y considera que las principales predicciones y teorías de los Ambientalistas son exageradas en su libro El Ambientalista Escéptico. Aunque reconoce que el efecto invernadero se debe a la actividad humana, señala que no tendrá las consecuencias catastróficas que se le atribuyen —como un aumento en la frecuencia de los huracanes o en la difusión de ciertas enfermedades. Dice que la reducción de emisiones de CO2 necesaria para disminuir el calentamiento global es de tales proporciones, que el Protocolo de Kyoto tendrá un efecto marginal (mínimo). Propone que, en lugar de reducir o evitar que siga elevándose el calentamiento global, los países trabajen para adaptarse a ese nuevo escenario. Otros críticos se encargan de apuntalar los supuestos errores, exageraciones o problemas de interpretación de los principales textos y artículos sobre el Cambio Climático y plantean que la visión apocalíptica sobre el calentamiento global no tiene ningún asidero.

Pero, como ha podido apreciarse, en contraposición a esos argumentos sobran las razones para afirmar que el cambio climático es quizás el mayor reto de la Humanidad en el siglo XXI. Las acciones globales dirigidas a mitigarlo no pueden dilatarse.

"Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo", dijo el Comandante en Jefe Fidel Castro en la Cumbre de Río de Janeiro en 1992. Son palabras que tienen cada vez mas una gran vigencia.

 

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