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El ejército estadounidense admitió este fin de semana la muerte de
otros 17 soldados en Iraq en sólo 72 horas, que mantiene el ritmo
diario de bajas fatales alcanzadas al cierre de mayo.
Estados Unidos reportó la pérdida de 127 militares a terminar el
mes anterior, con promedio superior a cuatro uniformados por jornada,
cuyo antecedente más cercano se remonta a noviembre de 2004 cuando
cayeron 137 con una regularidad de 4,5 por día.
Las víctimas mortales de mayo convirtieron a ese período en el
tercero más letal para el ejército norteamericano desde que comenzó la
invasión y posterior ocupación en marzo de 2003, superados sólo por
abril de 2004, con 135, y noviembre del mismo año.
La casi totalidad de las 17 muertes de junio fueron como
consecuencia de explosiones de artefactos dinamiteros colocados por la
resistencia en caminos y carreteras, 11 de ellos cayeron en Bagdad.
Más de 90 mil efectivos estadounidenses e iraquíes acometen una
operación de seguridad en la capital y sus alrededores desde el 14 de
febrero pasado, a fin de controlar la ingobernabilidad.
Según un parte militar cuatro presuntos insurgentes fueron abatidos
por helicópteros de combate norteamericanos en el momento en que se
preparaban para disparar cohetes contra la capitalina Zona Verde.
El periódico The New York Times reveló hoy que las fuerzas de
Washington controlan menos de un tercio de los vecindarios de Bagdad,
después de cuatro meses en que incrementaron las tropas y arreciaron
las medidas de control en la capital.
La información del diario se sustenta en informes de hasta finales
de mayo de altos jefes militares en el terreno, que reconocieron que
las fuerzas estadounidenses e iraquíes "eran capaces de proteger sólo
146 de los 457 sectores de la capital".
Portavoces castrenses señalaron que los soldados desplegados en esa
área aún no están en plena capacidad operativa y reconocen que en el
verano "la lucha será dura", al decir del teniente coronel Christopher
Garver.