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Nuevas protestas contra la globalización neoliberal se esperan hoy en
la ciudad de Rostock (norte), donde centenares de residentes
extranjeros se manifestaron en contra de los controles de inmigración
vigentes en Alemania.
Rostock, a 25 kilómetros del balneario de Heiligendamm, sede de
miércoles a viernes de la cumbre del Grupo de los siete países más
ricos y Rusia (G-8), vivió hace dos días choques que concluyeron con
más de 900 heridos entre policías y manifestantes, y 165 detenidos.
En ese puerto báltico han confluido millares de personas de toda
Alemania y Europa al llamado de 300 agrupaciones opuestas a la
globalización, lo que hace temer al presidente del sindicato de
policías, Konrad Freiberg, que "lo peor está por venir".
Tras los incidentes del sábado, el domingo transcurrió
relativamente tranquilo, aunque Freiberg estimó que en los días
previos y durante la cumbre aumentarán las protestas y también la
violencia.
Para Knut Abramowski, jefe de los policías llamados a reforzar la
defensa de Heiligendamm, circundada por una valla metálicta de dos
metros de altura a la cual nadie puede acercarse a menos de 200
metros, los violentos son unos dos mil.
La Audiencia de Rostock dictó anoche órdenes de arresto contra
nueve presuntos activistas, todos en detención preventiva bajo la
acusación de grave alteración del orden público y lesiones.
Esta mañana, la sede local de la Oficina para los Extranjeros
amaneció asediada por cerca de dos centenares de personas que se
manifestaban contra la política del gobierno alemán en el tema de
inmigración y de derecho de asilo.
Según la policía, la manifestación se desarrolló de manera
pacífica.
Los organizadores de la protesta denunciaron los malos tratos que
sufren en esos centros los inmigrantes en Alemania.