Más de un centenar de bibliotecas y áreas especiales de lectura
para ciegos funcionan hoy en todo el país, atendidas por
trabajadores que celebrarán su día el siete de junio, facilitando el
acceso a la cultura de ese sector de la población.
Las mayores instalaciones de ese tipo en Cuba se hallan en el
centro cultural recreativo de la Asociación Nacional del Ciego (ANCI),
con más de dos mil títulos y actualmente en proceso de remodelación,
y la sala Frank Emilio Flynn, en la Biblioteca Nacional José Martí,
dotada de la más moderna tecnología.
El movimiento de áreas especiales de lectura para ciegos comenzó
en junio de 1980 por Cienfuegos, respondiendo a una propuesta del
licenciado José Díaz Roque, y hoy se extiende por todo el país, y
marchan al frente en esa actividad la provincia iniciadora,
Camagüey, Las Tunas y Santiago de Cuba.
Además de éstos en el sistema Braille, esos centros cuentan
actualmente con obras grabadas en casetes y discos compactos,
tecnología introducida en el pasado año.
También en noviembre del 2006 se efectúa en Camagüey el primer
taller nacional de áreas especiales, donde se trazaron pautas para
mejorar el trabajo en esas instalaciones y se presentaron ponencias
sobre temas de interés, tales como la importancia del libro Braille
y el papel de los bibliotecarios en la labor con los discapacitados
visuales