Más de un millón y medio de hectáreas de viandas, hortalizas,
frutales y pastos son protegidas con medios biológicos cada año, lo
cual favorece el desarrollo de enemigos naturales de los insectos y
microorganismos causantes de plagas y enfermedades.
Máximo Martínez, subdirector del Centro Nacional de Sanidad
Vegetal, señaló a Granma que esta estrategia de lucha contra
los enemigos de las plantas de interés económico posibilitó reducir en
50 % el consumo de pesticidas químicos.
A escala local, con medios artesanales, en más de 200 centros son
reproducidos más de 10 entomopatógenos (microorganismos que parasitan
a los depredadores de cosechas) y una gran cantidad de entomófagos,
que se alimentan de insectos que provocan plagas.
Una moderna bioplanta, donada por China, fue instalada en Matanzas,
la cual puede elaborar los medios biológicos en forma sólida con lo
cual aumenta la efectividad en sus aplicaciones. También se cuenta con
otras tres plantas que fabrican bioplaguicidas, de las cuales dos
están ubicadas en La Habana y la tercera en Sancti Spíritus.
El Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal y otros centros
científicos de la Agricultura y de Educación Superior proporcionan
tecnologías y conocimientos para controlar a los insectos
perjudiciales mediante el empleo y propagación de enemigos naturales.
Con estos métodos, explicó Máximo Martínez, se puede controlar la
mosca blanca, el tetúan en el boniato, la broca en el café, nemátodos
y hongos del suelo en general, que dañan a numerosos cultivos.
Las medidas agroecológicas abarcan, además, barreras vivas en las
plantaciones, como es el caso del árbol del Nim, el empleo de
policultivos y otras alternativas naturales para reducir el uso de
agrotóxicos.
Los controles biológicos no solo rebajan costos en divisas, sino
que preservan el equilibrio natural, lo cual es muy importante para
evitar que determinadas plagas se vuelvan recurrentes y resistentes a
los pesticidas químicos, fenómeno grave presente en la agricultura
intensiva a escala internacional.