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Aché III no duerme
Alexis Rojas Aguilera
BANES, Holguín.— Aché III es la pupila insomne, el brazo preparado,
la respuesta oportuna, la barrera infranqueable, la inteligencia y la
virtud, el escudo de la Patria y la espada si es preciso.
La
lucha contra el flagelo de las drogas es permanente.
Es Aché III, la conjunción de fuerzas y medios de las FAR y el
MININT fundidos en un solo empeño de lucha contra el flagelo de las
drogas en el mar territorial.
Tal verdad debiera ser lección para los tripulantes de una lancha
rápida tipo Cigarreta, que trató de "clavar" en la costa cubana, un
alijo de marihuana (Cannabis Indica), pero Aché lo impidió y frustró
nuevamente una operación de tráfico internacional de estupefacientes.
Y también, para todos los que lucran con tan aborrecible "negocio".
¡Que nadie se equivoque...!
Fue a pleno día. Creyeron que impunemente podían profanar el suelo
cubano, pero Aché, como siempre, estaba alerta y listo para impedirlo.
Lo cierto es que, desde que la sospechosa nave inició una tortuosa
derrota de aproximación a las aguas territoriales, comenzó a
observarla con atención.
Y se puso de pie, rápidamente en guardia, tensando sus fuerzas que
funcionan, como mecanismo de relojería, cuando apreció peligrosa
cercanía y aviesos fines.
Del alerta radioelectrónica, pasó al seguimiento visual y a la
acción plena, hasta ocupar casi una tonelada de la abominable hierba
alucinógena, responsable de muchas vidas destruidas en este lacerado y
abusado mundo. Los hombres y medios de Aché III actuaron con eficacia.
LOS HECHOS
Desde lo alto de una torre de observación, un joven combatiente de
las Tropas Guarda Fronteras (TGF), del Ministerio del Interior, sigue
con un medio óptico la trayectoria de la sospechosa embarcación que
trataba inútilmente de pasar inadvertida entre las olas de azul
profundo y los rollos de espuma levantados por sus potentes motores
fuera de borda.
Con ojos de gavilán, acostumbrado al salitre y la soledad, el
soldado percibió un cambio sustantivo en la dirección del objetivo y
raudo comunicó la observación, que puso en movimiento a dos grupos de
combatientes de las TGF.
"Esos cabrones, pensó, están buscando un sitio apartado, pero
dondequiera que toquen tierra, iremos a buscarlos". Y apretando los
prismáticos concluyó: "Van para..." y esa información, precisa, hizo
que el primer suboficial Manuel Gómez Santiesteban y los combatientes
de su grupo operativo, aceleraran el paso.
Bultos
conteniendo drogas que han llegado a las costas
como recalo.
Pero algún ruido, quizás de un motor, hizo que los tripulantes de
la lancha, arribados a la costa para "esconder su carga, que
comenzaban a bajar", reembarcaran y a toda potencia de sus fuera de
borda, emprendieran la huida mar afuera. Manuel los vio alejarse, mas
en la costa estaba lo que había intuido: drogas, rápidamente ocupadas
y protegidas. Otros órganos se ocuparían en lo adelante, hasta el
momento de la incineración total.
En tanto, la acción se trasladaba al mar. En busca de la ya
confirmada lancha de narcotraficantes internacionales, para tratar de
interceptarla, desde el Grupo Naval del Destacamento TGF Oriente
Norte, partieron veloces embarcaciones, que milla a milla acortaron la
distancia.
Mientras, al cielo se elevaba un helicóptero, con la misión de
impedir la violación impune. Los narcotraficantes, al sentirse
acorralados por mar y aire, comenzaron a arrojar el resto de la
marihuana que aún tenían a bordo.
Entonces, cambió la situación: era más importante evitar que los
bultos pudieran llegar a la costa como recalo y tentar a algún
desalmado inescrupuloso, aunque Aché III lo tiene todo previsto para
impedirlo.
A bordo de la LPR-22, el capitán Damián Almaguer Figueredo, jefe
del grupo naval, y el suboficial Yurieldis González Pérez, se miran
satisfechos. Aché III venció nuevamente al vicio cruel. Ellos hicieron
su parte. Si pensaron en recuperar algo del veneno dejado,
¡fracasaron! Desde el principio.
Aché y los hombres que la integran no duermen, que quede claro. |