El proyecto de reforma migratoria
presentado por el Senado estadounidense genera hoy sentimientos
encontrados en todo el país, pero la mayor parte de los posibles
beneficiados exigen más del legislativo.
La iniciativa bipartidista revivió la esperanza de 12 millones de
indocumentados, sólo como punto de partida para un tema al que los
congresistas deben adosar otras consideraciones, destacan medios de
prensa.
"Con ello están sentadas las bases para que se pueda avanzar
(hacia) una legislación que cuide la seguridad nacional, responda a
las exigencias económicas y atienda las necesidades humanas de
estabilidad legal", precisa el diario californiano La opinión.
Aunque los inmigrantes recibieron la propuesta con agrado, por
incluir la legalización de los indocumentados, varias cláusulas del
texto generan sospechas, entre ellas, la que obliga a los trabajadores
extranjeros a salir del país antes de recibir la ciudadanía.
Especialistas en asuntos migratorios esperan una reacción adversa
por parte de los activistas latinos, sobre todo en lo concerniente a
temas desprotegidos por el proyecto, como el concepto de reunificación
familiar y el programa de trabajadores temporales.
Según el profesor de la Universidad de California en Los Angeles,
Mark Sawyer, la iniciativa deja grietas burocráticas que pueden
beneficiar el desmembramiento de un hogar o la violación de los
derechos laborales de los inmigrantes.
La propuesta beneficia a los indocumentados con habilidades
técnicas y dominio del idioma inglés pero, a los constructores,
agricultores y personal de servicio, sólo le ofrece opciones
riesgosas, licencias limitadas y multas, indica El Diario La Prensa.
El rotativo neoyorquino augura un estancamiento de los debates en
el Congreso antes de que los legisladores presenten a la nación el
texto final de la reforma.