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            La 46 Serie 
            El estadio, esa casa de todos los cubanos 
            
            OSCAR SÁNCHEZ 
            
            
            oscar.ss@granma.cip.cu 
            
            A todos nos ha costado, y todavía nos cuesta, despedir la 46 
            Serie Nacional de Béisbol. Su indiscutible éxito fue capaz de 
            despertar, como hacía mucho tiempo no se veía, un sentimiento de 
            pertenencia a nuestro deporte, al equipo que se defiende, al jugador 
            ídolo. En pocas palabras, el campeonato terminó hace más de dos 
            semanas y todavía nos tiene hablando de pelota. 
            
            
            
             Pasión 
            fue la palabra de orden en la 46 Serie.  
            
            Esa es la primera gran satisfacción tras largos meses de campaña. 
            Sin embargo, debe asumirse también como el compromiso mayor ante un 
            pueblo de vasta cultura deportiva, beisbolera en particular, y 
            conocedor de que el espectáculo puede multiplicarse. 
            La calidad de nuestro béisbol, matizada por la aparición de 
            talentos con un futuro promisorio; entrega sin límites en el terreno 
            de juego, que proporcionaron jugadas de leyendas; la iniciativa de 
            poner a la venta las prendas de los equipos participantes; la 
            cobertura televisiva y radial a todos los encuentros, dieron 
            colorido a la fiesta y demostraron que tenemos lo necesario para ir 
            por más, para exigir que ese espectáculo se supere cada día, juego a 
            juego. 
            
            IR AL ESTADIO TIENE QUE CONVERTIRSE EN UNA 
            SALIDA 
            PARA LA FAMILIA 
            
            Está comprobado, un buen juego de pelota convoca a la familia. La 
            serie recién finalizada dejó ver en los estadios no solo al padre 
            con el hijo, sino también a muchachas muy jóvenes, y eso obliga a 
            las casas del béisbol a ser anfitrionas de lujo, desde el choque 
            entre los protagonistas hasta la atención en las gradas y otras 
            áreas del estadio. 
            Para tributar a ese empeño ya se vieron en la temporada vistosos 
            uniformes, algo que fue demandado desde estas páginas antes del 
            inicio del certamen. Sin embargo, para no empañar ese colosal 
            esfuerzo debe atenderse ahora a la calidad de la confección o al 
            menos a la sustitución rápida ante el lógico deterioro de una pieza 
            que tiene que someterse a 90 jornadas de sudor. No debemos 
            permitirnos llegar a una fase final del torneo con una camisa, como 
            la del relevista habanero José A. García, con solo una letra del 
            nombre de su equipo, o que los monogramas de Santiago de Cuba pendan 
            solo de un hilo. 
            Por otro lado están los servicios. Algunos se brindan en 
            instalaciones, como cafeterías, restaurantes, baños, tiendas, salas, 
            puertas de entrada, y otros se pueden ofrecer en las propias lunetas 
            de las graderías. Ambos deben ser mejorados, y en la medida que esto 
            ocurra, no solo en la final, sino desde el mismo inicio de la 
            campaña, el estadio será más atractivo y podría convertirse en una 
            singular opción para la familia. 
            
            EL EQUIPO EN LAS GRADAS 
            
            Bella la iniciativa de vestir con los colores de los equipos a 
            las gradas, aunque solo fueran algunas partes de ellas las que se 
            hayan visto coloreadas de rojo, azul o naranja. Lástima que llegó o 
            se vio más en la fase del epílogo de la contienda. El colorido y el 
            sentido de pertenencia que le dan las prendas de cada conjunto al 
            espectáculo valen tenerlo desde el primer día de la lid. Claro, 
            habría que pensar en los precios. 
            De la misma manera no son solo esos atributos los únicos que 
            podrían identificar a los parciales de cada plantel, pañuelos, 
            banderines u otros, también adornarían el graderío. 
            La iniciativa del Latinoamericano, al "vestir" de azul a un 
            edificio aledaño pudiera ser tomada por otras provincias, incluso 
            pintar, con gusto, y con los colores del equipo, las principales 
            estructuras de los estadios, favorecería la identidad de los 
            conjuntos. 
            
            MÁS ALLÁ DEL JUEGO 
            
            La pelota en nuestro país es, sin dudas, un fenómeno social. El 
            pueblo tiene muchas opiniones, siempre está ávido de saber cómo 
            piensan los directores de equipo, qué dicen sus ídolos, y es ahí 
            donde el espectáculo comienza a rebasar el propio estadio. 
            Invitamos a pensar en conferencias de prensa con los mentores y 
            con los jugadores más destacados de cada partido al finalizar los 
            juegos, eso llevaría la opinión de los protagonistas a todos los 
            aficionados al abrir los periódicos del día siguiente o al 
            sintonizar los noticieros de radio y TV. 
            También los protagonistas merecen el premio del respetable, se 
            nos ocurre entonces proponer reconocer a los líderes individuales de 
            la Serie en un momento tan importante como son los juegos de 
            postemporada, con los estadios llenos y motivados por los choques 
            finales de la campaña. 
            Son solo algunas ideas, léase además, inquietudes de nuestra 
            población, que durante la etapa final del torneo, en más de cien 
            diarias, hizo llegar a nuestra redacción y todavía pueden leerse en: 
             www.granma.cubaweb.cu/eventos/46serie/playoff/aficion/pe01.html 
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