Virginia
Alberdi Benítez
La
seda como tejido y un exquisito gusto en la realización de los
trajes, han sido cartas de presentación de la diseñadora serbia
Verica Rakocevic, que ocu-pa un importante espacio en el mundo de
los trajes, diseños y modelos desde 1983.
Verica presentó en La Habana Vieja su colección Secreto de la
Habitación 312, trabajada en seda natural, como parte de la
Jornada de la Cultura Serbia en Cuba. Cultura es, en efecto, como ha
de entenderse esta aproximación a lo que María Elena Molinet llama
con precisión la segunda piel de los seres humanos, en la cual se
advierte, como en otros campos de la creación, una producción de
sentido so-breañadida a la mera función utilitaria. Todo en una
atmósfera discreta, sobria, en la que se sugieren claves emotivas
sin desbordamientos.
Encajes, y sedas en beige, verde, gris, negro y finalmente el
rojo, denotan texturas sutiles y una paleta cromática acertada. Un
ac-cesorio como constante, un pendentif, llave dorada de la
habitación. La dirección artística de Juan Carlos Marrero, al frente
de las modelos cubanas, resaltó la entrega de la artista serbia.
En la realización de sus creaciones, Verica ha tomado el aliento
de mujeres sempiternas como Frida Kahlo, Isadora Dun-can, y la
pintora serbia Olja Ivanjicki, y se ha inspirado en la artesanía
vernácula ostensible en el Monasterio de Grachaniza.
La destacada diseñadora participará en Arte y Moda 2007, a
respuesta a la invitación extendida por los organizadores cubanos
del evento que se inaugura en noviembre del presente año. En esta
ocasión su obra recreará un cuadro original de la joven artista
cubana Heidi García.