El privilegio de fundar

A 45 años de la creación de la Academia de Ciencias de Cuba, el doctor Wilfredo Torres Yríbar habla de su etapa como presidente de la institución y valora su significado

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Cuando en 1951 el joven Wilfredo Torres Yríbar dejó su natal Guantánamo para hacer la carrera de Medicina en La Habana, lejos estaba de imaginar que algún día le tocaría ser una figura clave en la etapa fundacional del desarrollo de la ciencia cubana.

Foto:Arnaldo SantosEl doctor Wilfredo Torres Yríbar preside desde hace diez años el jurado del Premio Nacional de Salud Pública, actualmente labora en el servicio de hematología del hospital Hermanos Ameijeiras, donde investiga los factores hereditarios y adquiridos relacionados con la aparición de trombosis.

"Siempre pensé en ser médico, quizás influido por el ejemplo de dos doctores de mi vecindario, que eran muy humanos y éticos en la atención a los pacientes. Mi padre era conductor de ferrocarril, pero quiso que yo estudiara y tuviera una profesión. Toda la familia me ayudó en esto, sin reparar sacrificios."

Después de ingresar en la Universidad, afirma, tuve la posibilidad de trabajar en el laboratorio clínico del hospital Calixto García y luego gané por oposición una plaza de técnico en el servicio de Hematología de allí, el más importante de Cuba en aquel momento.

La Academia de Ciencias de Cuba radica en el Capitolio Nacional desde su creación en 1962.

Al poco tiempo se hizo alumno ayudante, comenzó a participar en diferentes investigaciones y abrazó definitivamente esa especialidad, cuya práctica nunca abandonó.

Como le sucedió a otros alumnos de la época, Wilfredo Torres vio interrumpido sus estudios de medicina debido al cierre del recinto universitario impuesto por la tiranía de Batista. Después del triunfo de la Revolución, se graduó en diciembre de 1960.

LA LUZ LARGA DE FIDEL

Tras dirigir durante más de un año el primer hospital de 60 camas del Servicio Médico Rural en la localidad de Mayarí Arriba, en el Segundo Frente Oriental, regresa a la capital para encabezar la jefatura del Laboratorio Clínico del William Soler, función que cubre también en el Hospital Nacional.

Una inesperada propuesta lo convirtió en uno de los hacedores del sueño visionario de Fidel de transformar a Cuba en un país de hombres de ciencia.

"El primero de julio de 1965 nace el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) y me nombran subdirector. Al año siguiente paso a ocupar la dirección general de esa entidad que marcó un verdadero hito, pues formó los grupos iniciales de especialistas altamente calificados en ciencias biológicas y biomédicas, químicas, físicas, tecnológicas y agropecuarias. También allí fueron defendidos los primeros grados científicos en Cuba."

Durante diez años, el doctor Wilfredo Torres permaneció al frente del CNIC, desplegando un intenso trabajo orientado a sentar las bases para una política de desarrollo acelerado de la ciencia. Al crearse la Asamblea Nacional del Poder Popular en 1976, es designado ministro presidente de la Academia de Ciencias de Cuba.

"Nunca podré olvidar aquella sesión inaugural del Parlamento, cuando Fidel presentó a cada uno de los jefes de los Organismos de la Administración Central del Estado. Sentí que asumía la mayor responsabilidad de mi vida, pero a la vez estaba orgulloso de atender un sector tan priorizado por el Comandante en Jefe."

A propuesta de la máxima dirección de la Revolución, junto con la presidencia de la Academia asumió también de manera simultánea la jefatura del Comité Estatal de Ciencia y Técnica en 1981. Ese propio año recibió la encomienda de participar en el desarrollo del Frente Biológico.

De su permanencia de casi un decenio al frente de la ACC (ocupó el cargo hasta 1985), el profesor Torres Yríbar señala que ello significó un verdadero privilegio, pues en esa época ocurrieron grandes transformaciones dentro del sector en el plano organizativo, y de impulso a la investigación.

Un logro importante de esos años es la creación del Consejo Científico Superior, precedente efectivo de la estructura y funciones de la actual Academia de Ciencias de Cuba.

En su memoria guarda momentos imborrables de su quehacer como titular de ese organismo. Uno de ellos es la inauguración oficial del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA). Otro, la realización del vuelo conjunto cubano-soviético, protagonizado en septiembre de 1980 por los cosmonautas Arnaldo Tamayo Méndez y Yuri Romanenko.

"Fue un placer extraordinario ser testigo de esa epopeya de la ciencia revolucionaria, y participar tanto en su organización como en el diseño del plan de investigaciones. Quizás el mayor honor es haber formado parte de la delegación oficial cubana que viajó a la entonces URSS, presidida por el General de Ejército Raúl Castro Ruz."

Según sus valoraciones, cada etapa de trabajo de la Academia dejó su impronta de aportes notables para el país. Nada más justo que evocar los nombres de tres brillantes personalidades que la dirigieron y hoy no están con nosotros físicamente: los doctores Antonio Núñez Jiménez y Zoilo Marinello, y la infatigable Rosa Elena Simeón, sentenció.

Para el también investigador de Mérito y Doctor Honoris Causa en Ciencias Biológicas de la Universidad de La Habana, la Academia de Ciencias del presente es heredera del legado histórico de figuras de la talla de Tomás Romay, Nicolás José Gutiérrez, Felipe Poey, Álvaro Reinoso, Carlos Juan Finlay, y genuina expresión del nivel alcanzado por Cuba en las más disímiles ramas del conocimiento.

"Somos un caso único en el mundo, porque hemos priorizado el progreso de la ciencia y la tecnología, en medio de importantes carencias materiales y un férreo bloqueo económico."

Como bien expresa el profesor Torres, Cuba es un referente mundial en estas esferas. Haber puesto su granito de arena en hacer realidad los previsores pensamientos de Fidel y participar de manera activa en la fundación de la ciencia revolucionaria es algo de lo cual vivirá orgulloso hasta el último día de su existencia.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir