.— Una corte federal de Estados
Unidos aprobó hoy la detención arbitraria de más de 400 personas en la
Base Naval de Guantánamo, al negarles el derecho a la apelación dentro
del sistema legal norteamericano.
El Tribunal Federal del Distrito de Columbia respaldó de esa forma
una decisión presidencial de finales del 2005, y dejó sin voz a
cientos de detenidos que ni tan siquiera conocen los cargos en su
contra.
Por dos votos a favor y uno en contra, la instancia judicial
determinó que el Congreso operó dentro de sus atribuciones cuando
validó el encarcelamiento de ciudadanos extranjeros como medida
preventiva.
De esa forma, las instituciones civiles quedan maniatadas para
operar en el terreno de la justicia militar y, en consecuencia, la
corte desestimó todas las solicitudes de revisión presentadas por
presos en Guantánamo.
La magistrado Judith Rogers rechazó que los congresistas puedan
suspender el derecho a levantar recursos contra procedimientos
arbitrarios sin ofrecer alternativas para el desenvolvimiento de la
defensa.
El presidente George W. Bush legalizó en octubre de 2006 el limbo
jurídico en que viven los presos en la base norteamericana, ubicada en
el oriente de Cuba en contra de la voluntad del pueblo y el gobierno
de la isla.
Bush ordenó entonces que sólo los tribunales del aparato militar
podían atender los casos de los reclusos, algunos de los cuales se ven
sometidos a torturas físicas y psicológicas.
Ciudadanos alemanes y británicos que lograron salir del centro
penitenciario manifestaron luego su indignación por el maltrato a que
fueron sometidos.
En algunos casos, esas personas llegan a los interrogatorios sin
tener la más mínima idea de lo que les preguntan, y deben defenderse
de falsas acusaciones, explican mientras recorren el mundo para
denunciar la situación de sus compañeros de prisión.
La semana pasada, el senador demócrata Christopher Dodd, aspirante
a la presidencia, propuso un proyecto de ley para modificar varias
cláusulas a la iniciativa de Bush.
Entre otros aspectos, Dodd planea reinstaurar el derecho a imputar
detenciones ilegales, y autorizar a los jueces a desestimar los
testimonios obtenidos mediante la tortura.