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Del 8 de enero a hoy el gobierno costarricense envió 27 proyectos
locales al Congreso para favorecer a quienes apoyan la ratificación
del Tratado de Libre Comercio Centroamérica, República Dominicana y
Estados Unidos.
La Nación, en su versión digital del lunes, divulgó que algunas de
estas iniciativas fueron solicitadas al presidente Oscar Arias en las
reuniones sostenidas con las fracciones que respaldan la concreción de
ese acuerdo, rechazado por más del 60 por ciento de la población.
Tales propuestas, poco polémicas y casi todas aprobadas por
unanimidad en el plenario del Parlamento, autorizaban a las alcaldías
a ceder terrenos de su propiedad a organizaciones territoriales.
Ante temas tan controvertidos como el tratado es preciso "darle un
desahogo" a los legisladores: hemos querido mandar proyectos que
traigan mucha paz, alegó el ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias.
Para Arias y los diputados del gobernante Partido de Liberación
Nacional, el tema de las autorizaciones siempre es bien visto y logra
un fácil acuerdo porque se queda bien con las comunidades, sugiere el
reporte.
Estudiantes, académicos, sindicalistas, legisladores, indígenas y
otros sectores contrarios a lo negociado con Washington, denunciaron
en varias ocasiones que el hermano del mandatario es otro de los
principales causantes de la conflictividad social reinante.
Este también alienta la venta del país a las transnacionales en
virtud del contrato, que provocó numerosas acciones de protesta social
en el último año y ante el cual se prevé una gran marcha el 26 de
febrero.
Mientras el presidente de Costa Rica procura captar mayores aliados
en su lucha por avanzar en la aplicación del tratado con estas y otras
iniciativas, el opositor Partido Acción Ciudadana aclaró que en ningún
momento solicitó proyectos de esa índole.
Esta situación se inscribe en un contexto marcado por la polémica
reforzada al interior de la Asamblea Legislativa tica desde el
reinicio de sus sesiones en 2007.
Las tensiones entre los legisladores continúan creciendo con la
aplicación de normas reglamentarias tendentes a agilizar el tratado y
las leyes paralelas al mismo, aseguran fuentes locales.
Miembros de ese órgano de poder coincidieron en que 38
parlamentarios apoyan una reforma al Reglamento, que fijaría un plazo
de 22 sesiones para votarlo.
Hasta al momento fueron creadas comisiones especiales con plazo
definido para evaluar los proyectos tendientes a la privatización de
las telecomunicaciones y del Instituto Costarricense de Electricidad,
lo cual puede generar nuevas confrontaciones.
Para muchos costarricenses, la venta de ese monopolio estatal
pudiera incidir en la reedición del denominado Combo del 2000,
manifestación popular que aniquiló un intento similar por parte de las
autoridades de entonces.