Ligas Nacionales (1)

¿Dónde hay que insistir?

Alfonso Nacianceno
alfonso.gng@granma.cip.cu

Cuando surgieron las Ligas Nacionales de Voleibol, a principios de este siglo, hubo quienes consideraron —incluido quien escribe— que el desafío no radicaba en crearlas, sino hacerlas avanzar en pos de sus objetivos.

El incremento de los certámenes extrafronteras, favorecido por las nuevas reglas que redujeron el tiempo de juego y tornaron a esta disciplina atractiva para las televisoras del planeta, era un elemento clave a tener en cuenta. Debido a ese "boom" competitivo, hoy a cualquiera de las más de 200 federaciones nacionales afiliadas a la FIVB (Federación Internacional de Voleibol) solo les queda libre el trimestre inicial de cada año para impulsar las lides domésticas.

Al nacimiento de las Ligas cubanas les antecedieron varios años de espera en los que se analizaron distintas propuestas de sistemas para efectuar el evento, sin que ninguna cuajara antes del comienzo de esta década, tardanza provocada en buena medida porque se perdió demasiado tiempo (años) en estudiar la fecha idónea para poner en marcha el proyecto, sin que interfiriera con el calendario internacional.

Entre los objetivos esenciales acariciados todavía como añoranzas por las Ligas Nacionales están los de incrementar la población de voleibolistas en cada provincia del país; propiciar la realización de un torneo largo, de calidad, que permita a la afición disfrutar de sus mejores deportistas y no sea únicamente la Liga Mundial masculina el "clásico del año" en nuestro ámbito, además de que desde hace tiempo el equipo de mujeres no se ha visto en casa frente a un rival foráneo.

El interés por aumentar la cantidad de entrenadores que en el futuro puedan acceder a planos estelares (trabajar con las selecciones grandes), y propiciar la superación técnica de los existentes, igualmente son puntos importantes en la agenda del voli. Los torneos domésticos que comenzarán el próximo día 20 en Ciudad de La Habana (masculino) y Santiago de Cuba (femenino) ofrecerán un espacio apropiado para contribuir a ese empeño, si los hombres experimentados trabajan junto a la cantera en las ocho selecciones confeccionadas para los certámenes.

A la par con el desarrollo de los directores técnicos, también se aspira a que los árbitros (incluidas mujeres) alcancen un nivel superior y así ampliar el grupo de los avalados por la FIVB para actuar en competencias de alto rango.

Para encarrilar todos estos objetivos es preciso que la organización y desarrollo de las Ligas Nacionales funcionen como un engranaje indisoluble, máxime ahora que existen condiciones favorables, porque las figuras más destacadas del patio estarán concentradas en pocos elencos.

¿Dónde hay que insistir? (final)

 

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